ALVARO TORRES:
"El artista sufre doblemente
"

Y aunque el cantante y compositor salvadoreño opina así,
asegura ser lo que reza el título de su más reciente lanzamiento: “Amante de la Vida”.

por PEPE FORTE
Publicada en el verano del 2000 en la revista ¡ENTÉRESE!, de la cual el autor de la entrevista era Jefe de Redacción.

En el afán por el cambio de look, los artistas acuden con prefencia al cabello para modificar su imagen. Unos —como Elvis Crespo—, se lo cortan; otros, prefieren no tocarlo —como Rebeca—; y otros se lo dejan crecer. Como Álvaro Torres, quien cuando ¡ENTÉRESE! conversó con él el 21 de junio, lo llevaba más corto.

Ahora en este encuentro, sólo a unos pocos meses de aquél, se nota que le ha crecido.

—Sí, me lo he dejado crecer un poquito —reconoce Álvaro—, es para dar el look que estábamos buscando, pero ya mañana me voy a dar un cortecito... ¡chás!, me lo ‘mochan’ —y se lleva la mano a la cabeza en gesto que imita una guadaña.

Aquel diálogo tuvo lugar en Miami, Florida, en la casa-estudio de grabación de Bevu Silvetti, donde daba los toques finales a la que habría de ser —y es hoy— su más reciente producción discográfica, que por entonces carecía incluso de título, que ya tiene: “Amante de la Vida”.

—Ya salió el bebé, que estaba gestándose —dice Álvaro—. Y ya tiene título. Hace dos años, cuando en realidad tocaba salir este disco, antes de venir yo a Fonovisa, había pensando en el título de ‘Amante de la Vida’. Yo había escrito esa canción, pero al surgir la inquietud de buscar nuevos horizontes, lo aplacé. No presioné para usarlo, cayó solo, si bien es cierto que a mí siempre me ha gustado usar el título de una canción para nombrar mis discos. ‘Amante de la Vida’ fue la primera canción que trabajé para este disco. Pero había pensado en otros títulos, como ‘Olvidarme de Ti’, que es precisamente el primer corte promocional.

Un hombre optimista
El título del disco no es una elección rutinaria, sino que encierra un significado para Álvaro:

—Es una invitación a amar la vida, a las cosas buenas y las no muy buenas, los disgustos, los embotellamientos en el tráfico... hasta esas cosas mortificantes son adorables también. La vida en su conjunto es hermosa y por eso deberíamos ser todos amantes de la vida.

Álvaro no usa la expresión “cosas malas”, sino “cosas no muy buenas”, lo que revela que es un gran optimista.

—He aprendido —dice—, a ser optimista. La fuerza negativa hay que convertirla en empuje positivo. Me ha tocado vivir cosas que, de no haber estado yo de la mano de Dios, quizás hoy sería un abandonado, un alcohólico, qué se yo... ¡el ser humano es tan débil que las cosas del corazón nos fulminan más rápido que una enfermedad! He pasado cosas... el irme de mi casa cuando tenía 11 años, el echarme a la calle, y quiero decir en el buen sentido de la palabra, para buscar mi sueño de ser artista, el ir madurando con la vida. Una vez, en una emisora de radio, me preguntaron mi nombre y les dije, Álvaro. Luego me preguntaron, ¿estudios? y les contesté, las vivencias; ¿colegio?, la calle; ¿universidad?, los golpes, el tiempo...

Sufrir doblemente
Álvaro conoce el sufrimiento de cerca. Y doblemente: como persona y como artista:

—El artista —opina—, sufre doble. Un sufrimiento es del alma, el otro es del ego. El que más duele es el del alma, pues es tu esencia lo que se está quemando. El del ego es pasajero, depende del orgullo que tengas. Pero es el alma la que deja más marcas, porque las penas del ego se pueden domar, yo puedo olvidar que hace 10 años estuve en primer lugar, y ahora estoy disfrutando como si empezara otra vez. Las manchas negras del ego las disipo luchando por mi hijita de 6 años, viendo cómo mi hijo de 20 va haciendo su propio destino... es hermoso ver que los hijos de uno están orgullosos de su papá... uno quisiera ser para ellos como Superman. Por eso a mi hijo, que ya es un hombre independiente, si le tengo que echar una mano se la echo, sin ser yo un hombre docto en esto de la paternidad, pues yo mismo vengo de una familia desintegrada. Mi padre y mi madre se separaron cuando yo era un bebé, y eso no ayuda. Pero yo trato de inyectarle a mis hijos perseverancia, porque la vida no es fácil. Hoy estás arriba y mañana... ¿quién sabe? Hay que digerir positivamente las dosis de amargura. Y nunca pasar sobre nadie. Todo este proceder, estas vivencias, están en la música de Álvaro. Por eso, a propósito de “Amante de la Vida”, de la vida y de la música, él espera esto: —Deseo ser recordado en la vida por mi música, que dentro de cuarenta años, así como hoy se recuerda “El Reloj”, mañana recuerden “Amante de la Vida”, “Nada se Compara Contigo”, “Abrázame”... ese sólo anhelo me hace seguir amando la vida, pase lo que pase...

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