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por PEPE FORTE, editor de i-Friedegg.com

Todas las fotografías del autor (excepto fotograma de la película, las cubiertas de los libros y DVD del filme).

En 1993, apenas un año después de publicada la novela y dos antes que se estrenara en la gran pantalla la película basada en ella, tropecé con el libro The Bridges of Madison County, de Robert James Waller. Por entonces tenía 35 años y emocionalmente estaba viviendo un momento crucial de mi vida. A menudo, al amparo de aquellas circunstancias, empleaba con pertinaz insistencia la frase once in  lifetime... "una vez en la vida". Así, en la primavera de ese año, una joven amiga de mi esposa le regaló la novela so pretexto de que nuestras existencias en aquel instante rozaban el argumento de la obra, y también le dijo que yo me parecía a Robert Kincaid, el personaje del libro. Generacionalmente Kincaid estaba lejos de mí: tenia 52 años. Pero era fotógrafo, y ahora debo decir que también lo soy.


Leí la novela, y me quedé rabiando de envidia: es la que debí escribir y no se me ocurrió. ¿Quién es este Waller, un escritor contemporáneo desconocido, capaz de describir con precisión arquitectónica el andamiaje sicológico y la estructura funcional de un fotógrafo?: Cómo se mueve, qué piensa, qué prioriza, cómo mira, su body language, su obsesión analítica y a la vez poética por la luz, y esa pasión conscupiscente por las cámaras fotógráficas. Me sentí fotografiado. Después, supe que Waller era fotógrafo...

Mas si la novela me conquistó, la película me certificó convicto para sentencia emocional: tenía que visitar y fotografiar los puentes del Condado Madison, en el remoto estado de Iowa.


La novela
La novela es breve, de prosa simple y directa. Pocas veces he visto a un escritor explotar el Inglés tan acertadamente en su natural esencia sintética. El argumento —y por tanto el de la película— recoge el romance clandestino de un fotógrafo de National Geographic Magazine, Robert Kincaid —protagonizado por Clint Eastwood en la versión cinematográfica— y una solitaria esposa, Francesca Johnson (interpretada por Meryl Streep en el filme).

Kincaid es un atlético hombre de mundo, de 52 años, que llega al Condado de Madison para fotografiar los famosos puentes cubiertos de la región en el verano de 1965 y, extraviado al volante de su vieja camioneta verde, va a parar a la finca de Francesca. Francesca es una italiana en sus 40 años que de joven se enamoró en Nápoles de un soldado norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, y se mudó a Iowa para ser su esposa y fundar un hogar allí. Ahora, es una alma desteñida...

Aunque la novela es presentada por su propio autor como una historia real, en verdad todo el argumento es invención del escritor. Kincaid, el personaje más creíble de la historia, no existe tal cual Waller lo dibuja en la novela, a pesar de que hoy en la Internet uno puede encontrar un fotógrafo del mismo nombre. En realidad, Kincaid es un a alter-ego de Waller, quien además como ya dijimos es fotógrafo, y por eso las fotografías que ilustran la primera edición de la novela son suyas.

El libro es uno de los best-sellers más grandes del siglo XX, con alrededor de 50 millones de copias vendidas mundialmente. A insistencia de miles de lectores alrededor del mundo que le pidieron a Waller una secuela del libro, el escritor publicó en el 2002 —justamente 10 años después de la edición The Bridges of Madison County— un epílogo a la novela titulado A Thousand Country Roads (Un Montón de Caminos), en el que narra qué le pasó a Robert y a Francesca desde su separación tras el romance clandestino de 4 días y hasta la muerte de cada uno. Pero no es ni remotamente la sombra del primero.

El autor
Robert James Waller conoce muy bien la región que describe en su novela: nació en Iowa, en la localidad de Rockford, el 1ro de agosto de 1939.  

The Bridges of Madison County no es el único libro de ficción que ha escrito, sino que ha publicado cerca de una decena de ellos bajo su firma. Es, además de un excelente fotógrafo como se advierte arriba, músico. Waller escribió y publicó un CD con canciones acerca de los puentes.

La película
La película fue filmada en 1995 y dirigida por Clint Eastwood, bajo la sombrilla de un conjunto de cinematográficas, integrada por Amblin Entertainment —fundada por Steven Spileberg—, A Malpaso Productions —la veterana compañía de Eastwwod—, y Warner Bros. La cinta fue también producida por el propio Eastwood. Al guión, original de Waller, se unió Richard LaGravenese.

Muchas versiones de cine de grandes libros, generalmente por incompatibilidad entre el lenguaje escrito y el cinematográfico, no le hacen justicia a la novela. Sin embargo, la película The Bridges of Madison County es tan buena como la novela e incluso supera en dramatismo a la obra escrita, especialmente gracias a adiciones o geniales reinterpretaciones de escenas claves en papel que, francamente, son superiores en el celuloide.

Fotografiar (¡Oh!) los Puentes del Condado Madison
En la víspera de año nuevo, el 31 de diciembre del 2008, llegué bajo la luz dorada de una gélida mañana con 13º Celsius bajo cero al Roseman Bridge, el puente más importante de la novela y de la película, casi con la edad de Robert Kincaid —51 años— pero con más libras que las que el esbelto fotógrafo de The National Geographic Magazine tenía según la ficción de la obra. Había manejado desde Miami, Florida, hasta Texas, para fotografiar el Cadillac Ranch, en Amarillo, y planeaba esperar el nuevo año en San Antonio. Pero una "ventana" de buen tiempo entre nevada y nevada, que garantizaba cielos sin nubes y que descubrí al consultar en la Internet el Weather Channel a través de la conexión inalámbrica online en la laptop que llevaba en el carro, me hizo poner rumbo a Iowa.

El absolutamente despejado cielo azul del momento —y que prevaleció todo el día— parecía una ironía para la temperatura tan baja, presidido por un radiante sol que ignoraba su segunda responsabilidad prosaica y necesaria —calentar— para quedarse sólo con la cualidad romántica de iluminar.  No había nadie, el aire olía a nada porque el frío anula los olores, y el sonido infinto del silencio se revelaba en la viñeta sonora de solitarios pajarillos de invierno que no pueden emigrar.

Haber llegado hasta allí por carretera en un recorrido de más de 2 mil millas tenía como propósito primario probar en larga distancia el Lexus RX350, pues una de mis ocupaciones es la de periodista de automovilismo. A pesar de exquisito, cuidé que la contemporaneidad del vehículo no arruinara el feeling intemporal de cada foto tomada a los puentes, del mismo modo que Robert Kincaid procuró que su verde camioneta Chevy de la novela —le llamaba cariñosamente "Harry"— quedara excluida de sus encuadres.

Como me resulta imposible operar las cámaras con guantes, los dedos se me congelaban cada vez que hacia una foto, pero la recompensadora magia de la escena nunca me hizo renegar de ver a menudo a mis manos tornarse color violeta, o haber dejado detrás 80ºF en Miami, en pleno diciembre.

Y ahora estoy allí, en el Condado de Madison, ante el Puente Roseman. Qué sensación rara. Imitar a un fotógrafo ficticio que atrapó en película Kodachrome a estos puentes en el verano del '65 con una tríada de cámaras Nikon F, con lentes de una sola distancia focal, mientras que ahora en el tercer milenio los retrato con una Canon digital de 12.8 megapixels y un zoom 24-105mm...

Fotografié todos y cada uno de los puentes. Y fui a Winterset, el pueblito de la novela, y cerré el viaje ante la casa de Francesca, al pie del camino de colinitas que se ve en la película.

La casa de Francesca está localizada en la esquina Noreste del Condado. Había sido abandonada por 35 años y fue totalmente restaurada para la película, pero en octubre del 2006 fue dañada por un incendio y ya no está abierta para visitas de turistas (nótese ante la casa la camioneta GMC verde que el personaje de Robert Kincaid conduce en la película).

Aunque anduve en silencio calculando mis pasos en las pendientes bancadas aledañas a los puentes para no descalabrarme y a la vista ajena pareciera indolente, en realidad estaba en éxtasis, totalmente conectado al panorama circundante, tan fijo a él como uno de los pilotes que sostienen a cualquiera de los puentes. Súper sensibilizado, me estremecía la luz que se movía rápido lateralmente, la liebre bajo el puente que perturbé con mi presencia, y el crujido de las ramitas secas bajo mis botas de vaquero al pisar. Lograr un anhelo largamente anticipado no tiene precio...

Los puentes, cada uno de ellos, ahora tan inútiles como el de Avignon, están ahí para una función tal vez más importante que la práctica: ser admirados. Parecen vagones de ferrocarril abandonados y sin ruedas, cual jubilados que negociaron la vocación por el movimiento a cambio de la inmortalidad.

Acaso innoble, pero cierto: fotografiar los Puentes del Condado Madison me emocionó más que hacerlo a la Gran Muralla China en septiembre del 2008; la Torre de Pisa y las góndolas venecianas en el verano del 2006, y el Muro de Berlín y la Puerta de Brandenburgo en el otoño del 2003. Sin embargo, enmarcar el Roseman Bridge en el visor de mi cámara me produjo un estremecimiento comparable al que sentí al retratar The Cavern Club en Liverpool y Abbey Road en Londres en diciembre del 2007. Cada quien tiene sus propias mecas enterradas en el corazón...

Y entonces me vino a la memoria el párrafo inicial de la novela: There are songs that come free from the blue-eyed grass, from the dust of a thousand country roads. This is one of them...

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Los puentes en detalle:
Originalmente eran 19. Hoy sólo quedan 6. Los puentes son "cubiertos" por orden de la Junta de Supervisores del Condado en el afán de proteger y preservar las maderas preciosas que componen el tablado del piso, que son difíciles y caras de preservar o reemplazar. Usualmente los puentes eran nombrados con el apellido de la familia más cercana a cada uno de ellos.

Este es el plato fuerte de los puentes y el más importante en la novela y en la película: El Roseman Bridge
 

Roseman Bridge
El Puente Roseman fue construido en 1883 por Benton Jones, quien hizo la mayoría de ellos. Tiene 107 pies de longitud (unos 32 metros y medio) y aún se asienta en su posición original (algunos han sido trasladados). Es el puente más importante en la novela y en la película, y el que Robert Kincaid está buscando cuando, extraviado, llega a la casa de Francesca. Sin embargo, aunque en la cinta se pretende que la casa y el puente están próximos, en la realidad la finca dista muchas millas del Roseman Bridge. Es en este puente donde Fracesca le deja una nota clavada a Robert, invitándolo a una cena en su casa.

Es desde este puente que las cenizas de Robert y Francesca son lanzadas al aire. El Roseman, el Holliwell son los dos únicos puentes usados en la filmación.

El Roseman Bridge es también conocido como el "puente embrujado". Cuanta una leyenda que dos policías se apostaron en él en 1882 para atrapar a un fugitivo de la cárcel del condado, y que cuando éste llegó allí, exhaló un escalofriante alarido al tiempo que pegó un salto sobrehumano al techo del puente y desapareció para siempre. Según el mito, esto probó la inocencia del perseguido.

Cuando la película se filmó no había sido restaurado, lo que ocurrió después al costo de $152,515.

 
Holliwell Bridge
 

Holliwell Bridge
También construido por Benton Jones, en 1880. Es el más largo de todos: 122 pies (37 metros). Permanece en su sitio original sobre el Río Middle, al Sureste de Winterset. El Holliwell fue renovado en 1995 a un costo de $225,000. Es el otro puente protagonista de la película.

 
Cedar Bridge
 

Cedar Bridge
Construido por Benton Jones. Tiene 76 pies de largo (23 metros), y fue el último puente en ser abierto a vehículos motorizados. Cruza el arroyo del mismo nombre (Cedar; cedro...), al Norte de Winterset, en lo que es hoy la Carretera 169. Fue movido a su presente locación en 1921. En la novela, este es el puente al que Francesca acude a ver a Robert tomar las fotos. Es también el puente que aparece en la cubierta de la edición original de la novela de 1992. En 1998 fue restaurado a un costo de $128, 073.

El Cedar fue arrasado por el fuego que le prendió un arsonista (piromaníaco) el 3 de septiembre del 2002. Desde entonces, todos los puentes son monitoreados por un sistema de cámaras de seguridad.

Una réplica exacta del puente fue terminada el 9 de octubre del 2004, usando materiales auténticos y según los planos y métodos originales. El Cedar es el único puente del Condado de Madison que está abierto al tráfico de automóviles.

Cutler-Donahoe Bridge
 

Cutler-Donahoe Bridge
Construido en 1870 por Eli Cox. 79 pies de largo, Uno de los dos puentes que cuenta con techo a dos aguas. Originalmente ubicado cerca de Bevington en el Río Norte, fue trasladado al parque de la Ciudad de Winterset en 1970. En ese parque es donde Francesa y Robert pasan horas juntos al aire libre en una suerte de romántico picnic. Fue restaurado en 1997 a un costo de $35,538.

 
Hogback Bridge
 

Hogback Bridge
Construido en 1884 por Benton Jones. Es muy semejante en arquitectura al Roseman y al Holliwell. Mide 97 pies (25.5 metros) y prevalece en su sitio original en un valle al Norte de Winterset. Toma su nombre —hogback— de una silueta geológica en la parte Oeste del valle. Fue renovado en 1992 a un costo de S118,810.

 
Imes Bridge
 

Imes Bridge
El más antiguo de los puentes cubiertos que quedan en pie y el primero que se puede hallar si se entra a Iowa desde el Sur. El Imes fue construido en 1870 y tiene 81 pies de largo (poco más de 24 metros y medio). Fue originalmente ubicado en el Río Middle al Oeste de Paterson. Diecisiete años después, en 1887, fue trasladado y plantado sobre el arroyo Clinton, al Oeste de Paterson. Pero no permaneció ahí, sino que casi 100 años más tarde, en 1977, fue reubicado en su actual posición, justo al Este de St. Charles.

Fue renovado en 1997 a un costo de $31,807. Su costillería es muy interesante como se aprecia en su interior y se ve en la foto debajo:

 

El Festival de los Puentes Cubiertos de Madison
Desde 1970 se estableció The Madison County Covered Bridge Festival, o el Festival de los Puentes Cubiertos de Madison, que se celebra cada año en el segundo fin de semana de octubre, coincidiendo con la temporada otoñal cuando los árboles de la zona se visten de colores. La fiesta sirve para celebrar la existencia de los puentes y consiste en actividades típicamente tradicionales y rurales que cuenta con la participación de artesanos locales, la venta de antigüedades, y exhibición de los quilts o tapices americanos, confeccionados a mano. Hay además muestras de carros clásicos y abundante comida y música. La ciudad de Winterset es el centro del jolgorio popular.

 

Northside Cafe
El Northside Cafe fue inaugurado en 1876. Es el restaurante donde Robert Kincaid se bebe un café e invita a la Lucy, la repudiada adúltera local, a sentarse junto a él en una de la banquetas de la barra. El actor Clint Esatwood ocupó la cuarta banqueta, contando desde la entrada del restaurante (ver fotos inmediatamente debajo):

 
Ver el resto de las fotografías: