¿Qué le pasó a los (autos) CROSLEY?

¿Y ese paréntesis en el titular? Si el lector tiene menos de 70 años habrá que explicarle por qué. Además, la última vez que usted compró un radio o una nevera… ¿por casualidad le ofrecieron en la misma tienda un automóvil? Hmmm... apostamos a que no. Ni siquiera en Walmart...

por PEPE FORTE, Editor de I-Friedegg.com y conductor de AUTOMANIA, programa radial de automovilismo en WQBA 1140 AM Univisión Radio. Miembro de SAMA.

Para ver un Crosley de 1940 en el siglo XXI hay que visitar el Memory Lane de un autoshow y tener mucha, mucha suerte. Ni siquiera allí es fácil hallarlo. De sus primeros modelos apenas se fabricaron 10 mil unidades.
  
De apariencia insignificante y acaso frágil, pudo ser un vehículo trascendental gracias a la genialidad de su autor, Powel Crosley… sí, ese mismo, el fundador de la compañía de radios que fuesen tan famosos a mediados del siglo pasado y que si usted todavía no tiene que comprar tinte para su cabello difícilmente recordará.
  

Éste fue Powel Crosley:
Powel Crosley nació el 18 de septiembre de 1886 en Cincinnati, Ohio, y sentía una verdadera pasión por los automóviles. En 1909 presentó el Marathon Six, y cuatro años después el DeCross Cy-Car, ambos con resultados desastrosos. Pertinaz, insistió en el mundo sobre ruedas, y así trabajó en el negocio de piezas de repuesto y hasta en venta de anuncios comerciales de autos, hasta que un día el destino le llevó por otro camino. En 1921, su hijo de 9 años le pidió un radio... para descubrir que el aparato costaba ¡120 dólares! Irritado, decidió fabricar uno él mismo, cuyo costo fue de $35. No lo dude: puede afirmarse que en ese momento nació una de las compañías electrónicas más exitosas de todos los tiempos. Gracias a este hombre ingenioso los norteamericanos pudieron tener radios por debajo de los $10.00. No por gusto a Crosley se le lama el Henry Ford de los radios. Y no sólo eso: ¡Crosley inventó el primer fax! —el Reado—, el primer radio de teclas, y estableció una cadena de radioemisoras con la asombrosa potencia de 500 mil watts. También, fue el primero que transmitió desde un avión. Posteriormente, Crosley trajo los célebres refrigeradores que llevaron su apellido, los primeros por demás, dotados de anaqueles. Pero su obsesión por los autos le llevó a probar suerte de nuevo en el ramo.

El auto Crosley
El Crosley original de 1940 consistía en 5 modelos etiquetados a un precio tan bajo como $210.00. Estos modelos incluían el Standard y el sedan DeLuxe; un station wagon; un convertible; la pickup Covered Wagon con techo de lona, el gracioso roadster Hotshot, y varias carrocerías comerciales. El auto era elemental: contaba con velocímetro, reloj de combustible, limpiaparabrisas manual de una sola escobilla, ¡y carecía de radio!, aunque posteriormente le aplicó uno (¡ay, caramba, en casa del herrero, cuchillo de palo!: no era un radio Crosley, sino un  Motorola modelo CY8). El motor Waukesha tenía dos cilindros enfriados por aire y dos velocidades, hacía 50mpg —¿alguna coincidencia con VW?— y no rebasaba las 50mph. ¡Pero fue el primer auto del mundo con frenos de disco en las cuatro ruedas!

  

Una tienda de aparatos domésticos Crosley en Cuba en los años 50.
 
Inicialmente se vendieron 2017 unidades. Los Crosleys se vendían en la propia tienda de efectos electrodomésticos, de modo que uno podía ir a comprar un refrigerador y a la vez salir de allí manejando un auto. Pero 1942, con la Segunda Guerra Mundial en pleno desarrollo, puso un alto a la producción de Crosleys, que regresaron al mercado en 1946, ya más grandes y más caros que el original. Fue un fracaso. Problemas mecánicos y el desinterés del consumidor norteamericano por un auto eficiente —la gasolina era muy barata— condenaron al autito a la desaparición; la producción cesó en julio de 1952, irónicamente a sólo meses de que el primer Volkswagen llegara a América. A pesar de eso, tuvo entonces otro instante de gloria que, de nuevo, sentó pautas para siempre: El 27 de diciembre de 1951, el Servicio Postal de los Estados Unidos comenzó a usar Crosleys por primera vez, en Cincinnati, Ohio, convirtiéndose en el primer carro de correos con volante a la derecha, del lado que los buzones se hallan en la acera, iniciativa que revolucionó hasta el presente la manera en que el cartero hace sus entregas.
  
Hoy, no existen autos Crosley sino en el recuerdo, pero sí radios, porque Crosley Radio manufactura reproducciones antiguas de los originales, así como tocadiscos y teléfonos.