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DODGE SPRINTER: Versátil... y no es una palabra hueca.

Lo probamos en las pistas de Chelsea Proving Grounds, el laboratorio de Chrysler en las afueras de Detroit durante un evento inclusivo en que nos pusimos al volante de todos, todos, los modelos de la firma, y hasta vimos lo que está por venir.

Por PEPE FORTE, editor de i-Friedegg.com y conductor de AUTOMANIA por WQBA 1140 AM de UNIVISIÓN RADIO • Miembro fundador de SAMA.

Publicado en LetsTalkCars.com el 21 de junio de 2003.

Resultado directo de la fusión que originó DaimlerChrysler es el Dodge Sprinter, un vehículo versátil que se ofrece en las versiones de pasajero y cargovan. En realidad es un Mercedes-Benz construido en Alemania, que la empresa DaimlerChrysler reetiquetó para el mercado estadounidense como Dodge Sprinter. También se ha vendido aquí como Freightliner desde el año 2002. Pero en realidad su historia de aciertos es más vieja, pues su probado diseño se remonta a 1996.

El Sprinter cuenta con un motor MB Turbo Diesel de 5 cilindros en línea, de 2.7 litros, acoplado a una transmisión automática de 5 velocidades con touch-shift, que posibilita cambios manuales. Su potencia es de 154 HP con torsión de 243 lb x’. Viene en tres diferentes medidas de espacio entre ejes y en la versión de pasajeros puede acomodar hasta 10 plazas en su cavernoso interior básico de 112 pies cu., que crecen hasta unos 474 si se opta por la versión más larga de techo alto (6′ 1″ de altura). Su capacidad de carga útil llega a las 4824 lb.

Estas cifras, más su conducta, hacen del Sprinter un vehículo de gran explotación y fácil manejo. No en balde muchas de las compañías de reparto y mensajería estadounidenses de primera línea, así como compañías que trasladan pasaje para necesidades como por el ejemplo, las de los aeropuertos o las clínicas, están dotando a sus flotas del Sprinter.

El Sprinter posee frenos de disco ABS en las cuatro ruedas (ventilados en dos) con distribución electrónica, control de tracción, suspensión tipo “Y” con muelles de hoja y barra estabilizadora. Las puertas traseras son livianas y fáciles de manipular. Con una apertura de 270º se mantienen abiertas gracias a un sistema de magnetos.

Destinado mayormente a ser explotado comercialmente lo mismo para pasajeros que para mercancía como ya advertimos, no tiene sin embargo el precio alto de un vehículo al que se le va a sacar dinero. La etiqueta oscila entre unos $27 mil y poco más de $33 en las ediciones mejor dotadas.

La paleta de colores para escoger es amplia: unos veinte tonos, entre los que curiosamente aparece el marrón tipo UPS (UPS brown según el catálogo).

Igualmente, su consumo de combustible es bajo, es un vehículo muy económico en el rango de las veintitantas millas por galón y la capacidad del tanque de combustible es de 26.4 galones.

Entre las características notables del Sprinter destacan: la rueda de repuesto fullsize bajo la carrocería —a propósito, muy a la europea, los rims del Sprinter son pequeños—; peldaño trasero para la plataforma; cristales ahumados para la cabina; estéreo con AM/FM y casetera; puerta lateral deslizante y de hoja las traseras; bolsas de aire delanteras; asientos delanteros tipo camión de base alta y estructura flotante.

Cómo maneja
No espere que se comporte como una minivan, pero tampoco se le siente pesado como un camión. Tal vez la única proximidad con un camión se hace perceptible en el modo en que opera la dirección, acentuado esto por la posición sobre lo horizontal del volante. Pero nada más. Además, éste es precisamente uno de sus atractivos.

Por otro lado, a pesar de su talla, su radio de giro es aceptable y la visibilidad muy buena.

Lo de la buena visibilidad se hace notable gracias al magnífico juego de retrovisores laterales de dos unidades, uno “normal” y otro tipo wide-angle que permite ver bien detrás del vehículo. Estos espejos no sobresalen mucho del volumen total del Sprinter, cosa ideal para las angosturas urbanas.

Aún para el ojo más inexperto, el Sprinter, en cuanto a styling lo mismo exterior que interior, es un vehículo a todas luces de estirpe europea. Pero aunque nacido en el viejo continente está entrenado para conectar, por ejemplo, con aspectos ineludibles de la vida de Norteamérica, como la comida rápida ambulante: está dotado de portavasos.

Mi experiencia con el Sprinter se restringe a una breve, pero cautivadora manejada en Chelsea Proving Grounds, el complejo de pruebas de Chrysler en las afueras de Detroit. Allí pude conducir el Sprinter en segmentos de pista a velocidades que jamás podría rozar siquiera en la vida normal de ciudad. La aceleración fue buena. El Sprinter no generó la cantidad de ruido de viento que esperaba ni tampoco las vibraciones de un camión, aunque advertí que su rodaje sería más coherente de tener el tercio trasero ocupado por carga útil. La velocidad de 60 millas por hora es sin duda ‘the finest moment’ en el Sprinter. Se le sintió estable y fluido.

Tampoco llega a cabina mucho ruido del motor, y la amortiguación es lo suficientemente considerada como para garantizar en una sola pieza una entrega de adornos de cristal de murano que llegó en el último vuelo de Europa.

El aire acondicionado es poderoso. Llena perfectamente bien un espacio interior que aunque cuenta con aislamiento térmico; de carecer de climatizador sería la versión ambulante de un hornillo de microondas.

En el caso de la versión cargovan, el suelo está constituido por un polímero de alta resistencia a los rigores de las cargas, además de la panelería interior que protege las paredes internas y es de gran acabado. Estos paneles interiores también están presentes en las puertas traseras.

La cabina es espaciosa y resulta particularmente agradable la ubicación de la palanca de cambios que nace de la consola central cerca del brazo derecho del conductor. Los botones del climatizador, de curso circular, son accesibles y en general la distribución de controles de la panelería de mando está muy lejos de ser caótica. Sólo me pareció que la escalada para acceder al vehículo es más vertical de lo que habría deseado. Ojalá que en ediciones posteriores las asideras para ayudar el acceso al vehículo estén un poco mejor ubicadas, pero tampoco puede decirse que ingresar al Sprinter sea difícil. Tal vez se trate de un efecto sociológico: por fuera el vehículo luce de gran talla, alto, pero al observarlo detenidamente y notar que la línea del suelo es relativamente baja y que no está dotado de neumáticos grandes como ya subrayamos, se deduce que el nivel del suelo en cabina es bajo. Pero al abrir la puerta se descubre que no está a la altura supuesta. Mas, el resto del piso de la caja de carga útil sí es bajo, lo que facilita el acceso y la carga y descarga de mercancía, o la bajada y subida de pasajeros en las versiones de transporte personal.

Definitivamente, la impresión y valoración del Sprinter es excelente. En cuanto a diseño exterior no es un ‘Cinco Estrellas’ (tampoco tiene por qué serlo atendiendo al tipo de carro que es), pero en lo que verdaderamente importa, que en este caso es su rendimiento y prestaciones de servicio con un alto nivel de eficiencia el Dodge Sprinter merece una ovación cerrada.