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2009 Land Rover LR2

El reemplazo del Freelander valió la pena. A pesar de componentes capitales que llevan la firma de Volvo, el SUV pequeño de Land Rover sigue siendo tan inglés como la bella bandera tricolor británica y, aunque es un vehículo de lujo, tiene verdadera vocación todoterreno...

 

por PEPE FORTE/editor de i-Friedegg. Fotos del autor.

 

Hace más o menos un año, en lo que a términos de mercado respecta, que el Land Rover LR2 debutó, por lo que para el 2009 llega sin aportar modificaciones significativas.

Desde el 2008 hasta hoy, lo verdaderamente esencial del LR2 es que reemplazó al Freelander, que estrenó nueva nomenclatura para la compañía —el veterano Discovery ahora se llama LR3—, y que trae mucho de Volvo bajo su traje exterior de Land Rover, aunque conserva el más rancio espíritu inglés del fabricante  para, más allá de atributos prestados, seguir siendo precisamente eso mismo, un Land Rover de pies a cabeza. Y el mayor protagonismo de ese espíritu tradicional está en la capacidad off-road del LR2, aún siendo un vehículo de lujo, y ni siquera habiendo sido concebido con tal propósito como función primordial.


Antes de continuar, hay que decir que ahora en el 2009 el LR2 pierde un "corte" —el SE—, para quedar únicamente en la opción suprema de Land Rover, el HSE, que es por tanto el protagonista de turno de este review.  Pero sigue ofreciendo 5 plazas y continúa moviéndose gracias a su motor Volvo de 6 cilindros en línea ubicado tranversalmente, de 3.2 litros, que desarrolla 230hp y que conecta a transmisión automática AWD de 6 velocidades (permanente e inteligente, según advierte el manual del propietario). Y hay que decir también que éste es el único compendio motriz en que se puede obtener el LR2 (su capacidad de arrastre es de 3500 lb.).

La EPA certifica una economía de 15mpg en la ciudad y 22 en la carretera. Se recomienda usar sólo gasolina premium.

Mi unidad de pruebas estaba dotada a todo dar: sunroof dual panorámico, sistema de navegación y radio satelitales, butacas delanteras térmicas, lámparas frontales de bi-Xenón vinculadas a la dirección, asistidas por nebulizadores a presión para remover barro, polvo y nieve adheridos y , además, presentaba otras características, ya rutinarias unas, otras no tanto, de los vehículos de hoy como asientos, ventanillas y retrovisores eléctricos, acceso remoto sin llave, escobillas, limpiaparabrisas sensibles a la lluvia, filtro para el polen, sensor de humedad, climatizador doble, y conexión inalámbrica para el celular. El audio es un magnífico estéreo Alpine tipo Dolby Pro Logic II Surround Sound, de 9 altavoces y 320 watts, con control de audio para los asientos traseros.

Aunque el color más codiciado del LR2 es el especial Narvik Black, mi unidad estaba pintada con otro negro, llamado santorini.

 

La gran virtud del LR2 es que representa un entry level de una marca que no es precisamente barata y que con este vehículo —como pasaba con el Freelander— puede facilitar al prospecto que no califica monetariamente para el LR3, llevarse a casa un genuino Land Rover a menos precio. Claro que hay quienes tampoco llegan a este bracket de dinero —el LR2 puede comenzar un poco por encima de los $30 mil como precio básico estimado, aunque mi vehículo era exactamente de $44,000—, pero sin duda la diferencia entre el 2 y el 3, perceptible a la billetera es grande, de unos 20 mil...

 

Por otro lado hay que recordar que el LR2 —y antes el Freelander, no lo olvidemos—, resultó pionero en este segemto de SUV's compactos de lujo del que recientemente, por ejemplo y entre otros, participara Infinti, y ahora lo hace Volvo con el XC60.

Mas, aunque el LR2 se enmarca en ese nicho de mercado, y a pesar de haber sido erigido sobre un chasis tipo sedan no concebido especialmente como todoterreno, no obstante sus aptitudes para  tal sí las tiene, y ello es lo que define su esencia y herencia aventurera inglesa que caracterizara al Land Rover del abuelo —by the way, ¿recuerda usted la versión española del cuadradísimo original que se llamaba Santana?

Hay colegas que consideran que le LR2 es un todoterreno tímido. Pero si detallamos sus sofisticados sistemas de rodaje y estabilidad para camino abrupto y su distancia desde el suelo, terminamos pensando que la preconizada palidez es incierta. Los brazos de las butacas delanteras se ajustan a la altura del antojo del conductor y el pasajero, no sólo en la posición de arriba o abajo que nada más ofrece la mayoría de los SUV's.

 

Tenemos que comenzar mencionando su eficaz sistema Terrain Response, que a través de un botón sobredimensionado, ubicado horizontalmente próximo a la palanca de la transmisión, altera la dinámica en conjunto del vehículo. Esto es que modifica la suspensión y calibra el tren de potencia y rodaje justamente para convertirlo en una auténtica criatura de a campo traviesa como históricamente se desempeñó el Land Rover en "las verdes colinas de Africa", para robarnos una línea de Hemingway. El sistema Terrain Response ofrece cuatro lenguajes para distintas superficies o condiciones de rodaje: pavimento; grava; grama; nieve, y lodo y arena. Pudimos constatar aunque someramente el poder de agarre sobre la tierra en unos caminos silvestres en los alrededores de los Everglades, en la Florida, y descubrir su vocación por la horizontalidad, que mantiene sobre terreno desigual.

Sin embargo, esta tibia prueba en un estado tan llano como la Florida, nos impidió probar el fabuloso Hill Descent Control, o Control de Descenso que, una vez activado acomoda al LR2 por sí solo a un ritmo constante de 6mph , a partir de lo cual el conductor sólo tiene que ocuparse del volante. A esto se añade el no menos útil Gradient Release Control. El sistema de tracción lleva la rúbrica de Haldex, un líder en diseño all-wheel-drive. La transmisión es totalmente japonesa (el LR2 tiene 63% de partes inglesas, 1% de partes canadienses, y se ensambla en la planta de Halewood, en el Reino Unido. Aunque Land Rover —al igual que Jaguar— ya no pertenecen a Ford, sino que ahora son del dominio del fabricante inglés Tata, el LR2 todavía se hace en Inglaterra y la compañía continúa operando desde allí.). Esta transmisión se ofrece tres modos: Drive, Sport y Command Shift Digamos que la posición Drive es la "normal"; la Sport es más dinámica atendiendo a su etiqueta, mientras que la Command Shift es aquella que nos permite hacer los cambios de marcha.
El tercio trasero de carga acomodó perfectamente mi parafernalia de fotografía, consistente en la maleta para las cámaras, el embalaje para el sistema de luces y un trípode de tamaño completo... ¡y aún quedó espacio para el sombrero!

Un verdadero SUV que pretende rebasar las afeminadas limitaciones de los de corte urbano, tiene que tener forzosamente dos características esenciales para actividad off-road: suspensión para superficie protuberante y chasis alto. Bien: la suspensión de recorrido largo del LR2 entrega un rodaje firme y estable en toda circunstancia que le permite salvar desigualdades de nivel, con lo que cooperan coherentemente sus buenas 8.3 pulgadas de luz o clearance que, afortunadamente por otro lado, no se perciben tan altas en conducción urbana.  

El LR2 es seguro como que lleva el toque de Volvo, aunque en este caso el concepto de la costillería es de pura cepa inglesa. La carrocería cuenta con la rigidez necesaria para enfrentar los desafíos de un posible vuelco y severos  impactos eventuales. Incluye por tanto barras de acero de ultra fortaleza ubicados en las puertas y no sólo allí, sino en otros puntos del vehículo, asociada a una eficiente barrera electrónica de sofisticados sistemas que actúan con una plausible tiranía para superar a la pericia humana en el afán de someter un probable descontrol de manejo. Este abordaje pues nos conduce a redondear el acápite de la seguridad:  posee Bolsas de aire frontales, laterales y para las rodillas, Control Electrónico de Estabilidad con tecnología anti-vuelco, sistema Antiskid y frenos ABS con distribución electrónica. La lista de acronismo que definen los diversos sistemas de seguridad y control del LR2 es tan extensa como casi graciosa por su catarata de letras asociadas que el catálogo del vehículo detalla minuciosamente: DSC; RSC;; EBD; HDC; EBA...

 

El benjamín de Land Rover cuenta con el sistema de detección y alerta de obstáculos traseros.

La impresión de manejo es excelente. No podría decir si es mejor gracias los elementos Volvo presentes en el módulo de potencia y rodaje pero, a pesar de que aunque mucha gente niega que en estilo y proporciones el LR2 se separa muchísmo en figura y proporciones del Freelander —criterio que no comparte tan radicalmente este periodista de automovilismo, sino más bien todo lo contrario—, el LR2 me impresionó más favorablemente que el Freelander en el pasado. 

 

Nótense las toberas de micro-inyección de agua a presión que limpian las lámparas delanteras.

La posición de conducción, si uno así lo desea, puede ser muy elevada, para una magnifica visibilidad, subrayada por la forma, ubicación y extensión del parabrisas.

El tráfico abominable del rush hour reveló que era un placer estar tras el volante del LR2. El LR2 es un SUV de fluido manejo y cordial aceleración que responde muy bien a los cambios forzados de senda. Se siente amplio, ancho dentro —sabiendo que no lo es tanto, como sí el LR3— pero  a la vez se percibe más maniobrable. La amortiguación ajusta una dosis perfecta de suavidad con rigidez, suficiente para hacer el viaje noble, pero al mismo tiempo recibiendo todo el feedback necesario del suelo para una obtener como recompensa una conducción en total control.

Algunas de mis insatisfacciones a bordo del LR: el sunroof que carece de tapa opaca debajo del cristal  —en su lugar hay una malla como en el LR3, que filtra la luz y hace el interior más claro, pero que en regiones tan soleadas como Miami , particularmente en el verano, es un problema. Tampoco aplaudo el sistema de arranque sin llave que requiere introducir el módulo del keyless entry en una abertura en la consola, de ubicación un poco infeliz, digamos. Este puerto de inserción esta ubicado debajo de un relieve donde cuesta trabajo verlo y hallarlo, y para arrancar el vehículo y luego para apagarlo y retirar el keyless entry de esta cavidad, la operación se volvió caótica porque hay que oprimirlo y liberarlo en una a menudo frustrante secuencia de presiones con el pulgar, que que se anulan una a la otra. Pero estos dos detalles apenas pesan en platillo de críticas de la balanza de valoración de este vehículo.

En cuanto a diseño exterior, el estilo del LR2 es lineal, sobrio, no pretencioso. ¿El interior? pues, nítido y probablemente más coherente y razonado que el de su hermano mayor, el LR3. La distribución de los elementos de la panelería no es la ideal pero esta muy lejos de la irracional y nada creativa de los coches alemanes, probablemente la peor de todas de la industria. Algunos de los botones en pizarra son grandes e intuitivos. Los asientos traseros, abatibles, se aplastan al piso para facilitar más espacio de carga en un interior realmente amplio.

La conclusión final arroja un saldo positivo del LR2, una introducción superior al vehículo que reemplaza y que, aunque lleva un 'toque ajeno', reserva para sí y para quien lo conduzca, le herencia inglesa de un todoterreno antológico. No olvidemos que el Land Rover es más viejo, mucho más viejo aún que el acronismo de SUV...

Pepe Forte©2009. All rights reserved.