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Un auto que no debe morir...

Posted on July 18/2009

Por Pepe Forte/Editor de iFriedegg.com y conductor de AUTOMANIA, programa radial dominical sobre autos por WQBA 1140AM Univision Radio. Todas la fotos del autor excepto la del Holden Commodore.

En febrero del 2008 asistí al lanzamiento del Pontiac G8 en San Diego, California, y allí lo probamos en una excelente ruta de alrededor de un centenar de millas, ideal para demostrar las capacidades del vehículo. Para entonces era como si el antiguo slogan de la firma —"The Excitement Division"—, cobrara nueva significación. General Motors había designado inteligentemente a Pontiac como su división "deportiva", y a los atractivos G6 y Solistice se sumaba así el flamante G8, acompañado de la "amenaza" del regreso del antológico El Camino ahora bajo Pontiac. Luego, justamente en septiembre de ese mismo año, pudimos ver una versión en "carne y hueso" de El Camino en un evento muy inclusivo de General Motors, efectuado en Dallas, Texas.

Pero vino la crisis, el pedido de dinero, la bancarrota y la reestructuración de GM que contempló la desaparición de Pontiac como firma para finales del 2010, después de haber estado bajo la égida de GM desde 1926. La guillotina no tuvo compasión con ningún modelo, pero enseguida comenzaron las súplicas por salvar de la pena capital al portentoso G8. ¿Y qué pasó? Pues que, prácticamente horas después del anuncio del retorno de Bob Lutz a General Motors, según información publicada el 11 de julio en Automobile bajo la firma de Eric Tingwall y David Zenlea, éste dijo que el Pontiac G8 no desaparecería del todo, sino que sería rebautizado como Chevrolet Caprice, lo que, por otro lado, significaría la resurrección de un modelo desaparecido hace una década. Esta sorpresiva declaración de Lutz contradijo lo expresado sistemáticamente por Fritz Henderson, el nuevo CEO de GM, quien ha sostenido que al G8, como producto Pontiac, no lo ampara de su extinción ni siquiera una nueva etiqueta. Semanas antes, el rumor era que el G8 encarnaría la versión SS del Impala, pero no el Caprice. El Classic Caprice, un vehículo cuyas ventas en realidad recaían más en los taxis y en los autos de policía que en los ciudadanos comunes, hizo mutis cuando en 1997 GM descontinuó la plataforma sobre la que corría —la más grande de la firma—, con lo que murieron también los primos Cadillac Fleetwood y Buick Roadmaster.

Según lo expresado por Lutz, el G8 disfrazado de Chevy volvería tan pronto como para el 2011, pero…

…cuatro días después de ese atisbo de esperanza, el propio Lutz escribió Fast Lane, el blog de GM, que no, que el G8 no regresaría como el Caprice. “Lo mencioné y dije que lo estábamos estudiando, dándole una mirada seria porque un carro como el G8 es muy bueno para desperdiciarlo. Pero con mi sombrero del nuevo mercado, simplemente no podemos hacer negocio con tal programa en el mercado de hoy, con esta economía y las regulaciones de combustible que hay y que tendremos”, expresó Lutz, ponchando el globo de la ilusión de los amantes del G8.

So, bye bye G8… sorry...

 

Pepe Forte, editor de este website y el señor Bob Lutz, durante una presentación de GM en Miami, FL.
Las razones por las que el Pontiac G8 debió y pudo ser salvado son muchas y no exclusivamente el fervor que despierta en los entusiastas. El G8 todavía está bajo contrato de exportación con Australia y Holden vende el vehículo como Chevrolet en muchos otros países. Por otra parte, sería una magnífica alternativa al Cadillac CTS-V, pero a más bajo precio que éste.
En el otoño del 2008 pudimos ver en un evento de GM en Texas la resurrección de El Camino bajo Pontiac. Hoy es sólo un recuerdo...
Un año, como en política, es mucho tiempo para la industria automotriz, y no sería la primera vez que le viera dar marcha atrás a una decisión. De modo que no pierdo las esperanzas, especialmente cuando ahora se suma otra razón: a los ya modelos existentes, el G8 regular y el G8 GT, se agregó el espectacular G8 GXP, que retuerce más aún el corazón cuando se piensa en la despedida del coche.

Genealogía del G8
A pesar de su origen en una plataforma globalizada de GM, el nombre de G8 nada tiene que ver con la designación del Grupo de los Ocho, la octeta de naciones más desarrolladas del mundo. Responde simplemente a una nomenclatura ordinal de la marca.

Este es el Holden Commodore, australiano, el coche base del Pontiac G8.

El Pontiac G8 se basa en el exitoso Commodore, un vehículo fabricado por Holden an Australia y que, como ya advertimos arriba, se vende en varios países como Chevy. El G8 está basado en la plataforma Zeta de GM, específicamente concebida para el Holden australiano. Pero hay diferencias entre el Commodore y el G8. El G8 fue americanizado con toques del paladar de aquí, entre ellos los portholes laterales y las toberas sobre el capó. Hay quienes dicen con desdén que de frente se parece a un BMW, mientras que otros elogian el hecho y, una tercera posición arguye que no, que el G8 es auténtico y que no se parece a nadie. Pero dentro sí se notan los acentos europeos, como el equipo de audio alemán Blaupaunt y el tacómetro digital en rojo —por cierto, de difícil lectura por oscuro (números rojos sobre fondo negro), de día y, sobre todo, con gafas de sol— que se ve en Audi y Volkswagen.

El interior del G8 no es su punto fuerte, pero aún así tiene mejor acabado que otros productos de GM de un par de años antes. Los paneles de las puertas pudiesen ser más agradables, mas las butacas delanteras son excelentes, ergonómicas y agarran perfectamente el cuerpo durante esas veces que al volante del vehículo... nos portamos un poquitín mal. En cuanto a seguridad, posee barras antivuelco, StabiliTrak, el eficaz sistema de control y estabilidad de GM, abundantes bolsas de aire y —no podía faltar— el inefable OnStar que, a riesgo de sonar un poco irreverente, es la versión cibernética de Dios.

La bestia: el G8 GXP
The G8 GXP puede parecer a primera vista igual que el también poderoso GT con motor V-8 de 6.0-liter, pero bajo su capó calado con atléticas tomas de aire anida el brutal motor LS3, también un V-8 pero de 6.2 litros, que genera 415hp, robado nada más y nada menos que al Corvette. La torsión es exacta en números a la potencia. Por tanto, este es el Pontiac más potente de la historia, lo cual no es un mal epitafio si finalmente es electrocutado. Aunque existe en versión automática de 6 velocidades que, según el fabricante es capaz de alcanzar las 60mph en 4.6 segundos, nuestra unidad de pruebas venía dotada de manual con igual número de marchas. Esta también es la misma transmisión del Corvette, la Tremec, aunque un poco remodulada, de balance perfecto y tiros cortos. Aún el segundo cambio pega una patada fuerte.

¡Qué motorazo..!

Con esta formulación, hay algo del espíritu de un bólido de NASCAR en este G8. El sonido del motor se cuela dentro, a altas revoluciones hay un poco de vibración y en fin, un toque del animal que cada auto de NASCAR lleva dentro se siente en el G8. Lo digo con causa: En diciembre del 2006 corrí un auto de NASCAR en Talladega a 176mph y parte de la conducta primitiva de aquel bólido se siente en el G8... ¡y es un elogio!

En diciembre del 2006, el editor de iFriedEgg.com corrió un bólido de NASCAR en Talladega.

Además, su suspensión FE3, entrenada en Nürburgring, es la más deportiva jamás vista en un Pontiac.

Pero toda esa potencia y vigor es metida en cintura gracias a los intolerantes frenos Brembo de aluminio y cuatro pistones que comprimen a los rotores de 14 pulgadas.

Los G8's "normales"
El Pontiac G8 básico está equipado con motor V-6 de 3.6 litros, que produce 256 hp y 248 libras por pie de torque. Y manda su potencia al tren trasero a través de transmisión automática de 5 velocidades con override manual. El G8 GT mientras tanto, trepa a un V-8 de 6.0 litros que genera 361 equinos y 385 lb x ' de torsión. Este motor acopla a transmisión automática de 6  velocidades. Ambas transmisiones son Hydra-Matic.

Gracias al sistema de deactivación de cilindros de GM aplicado al V-8 del GT, este G8 tiene una eficiencia semejante a la del V-6, 17mpg en la ciudad y 25 en la carretera según la EPA. El prodigioso 6.2 del GXP carece del ahorrativo sistema, de modo que hace 13 y 20.

Lo más interesante de la dupleta de G8's iniciales es que representan un par de sedanes de tamaño, con tracción trasera y módulos motrices de velocidad y potencia —además de muy bien equipados interiormente—, por debajo de 30 grandes (el precio exacto máximo es de $29,995).

El G8 vino a ocupar el vacío del Bonneville, que cesó en el 2005.

Para diciembre del 2008, el G8 todavía no había vendido lo esperado, y tenía un negativo de 11 mil unidades y a consecuencia de la crisis financiera, su precio se había reducido entre $3000 y 5000 por debajo del sticker price. Al comenzar julio del 2009, faltaban por vender unas 5 mil de las planeadas.

El G8 está hecho en la planta de Elizabeth, en Australia, aunque el motor y la transmisión son elaborados en México.

Mi unidad de pruebas exhibía un precio exacto de $41,590.

Qué pena que un vehículo así esté en capilla ardiente. Estamos rezando para que le conmuten la pena. Ojalá que lo inicialmente anunciado por Bob Lutz sea lo que será...

 
A continuación, ver el resto de las fotos:
El programa AUTOMANIA puede escucharse cada domingo por 90 minutos a través de WQBA 1140 AM de Univisión Radio, de 12:00 pm a 1;30 pm ET.