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Plataforma Lambda + Espíritu del Malibu + Mucha, mucha inspiración... = ¡EXITO!

El Chevrolet Traverse es la última explotación de la plataforma Lambda que tan exitosamente General Motors ha venido empleando en los últimos años en una categoría emergente. El génesis del uso —y casi a manera de ensayo—, tuvo lugar hace unos tres años en el Saturn Outlook, con lo que la firma superó en tamaño al que por entonces era su único SUV, el Vue. Y luego vinieron sobre ese marco, pero en una formulación de más lujo, el Buick Enclave y el GMC Acadia. Restaba pues que ese chásis fuera visitado por la carrocería que faltaba, Chevrolet —nunca ha habido planes para que Pontiac lo haga—, y así llega como modelo 2009 el Chevy Traverse.

por PEPE FORTE, editor del Canal de Autos de iFriedEgg.com,
y conductor de AUTOMANIA, programa radial por WQBA 1140 AM,
una emisora de UNIVISION RADIO, sábados desde la 2:00pm
y domingos desde las 12:00pm ET.

El Traverse y sus primos hermanos son todos crossovers que, por otra parte, han venido a reemplazar los vestigios de la minivans de GM con que los prospectos estaban empezando a aburrirse... tales como la Montana, el Uplander, etc. Vehículos que, para colmo de males, integraban precisamente un segmento que del mercado automotriz no hace otra cosa que reducirse y del que apena otras tres marcas —dos de ellas japonesas, se benefician de él—. Pero hay algo que separa al Traverse del Outlook, del Acadia y del Enclave, y eso es que este crossover se inspira muchísimo en la mas reciente edición del sedan Malibu. No hay más que darle una mirada a ambos para detectar enseguida el aire de familia... pero eso no es lo relevante, sino que el nuevo Malibu es un vehículo antológico que encarna la resurrección de GM y es un éxito total. De modo que llevar la esencia de un triunfador en los huesos, no es poca paja.

Aunque el Traverse, como tal le corresponde siendo un Chevy, naturalmente que casi como que por "ley", o "tradición", es un poco menos pretencioso que sus parientes más elevados, pero eso no significa que esté carente de lujos y comodidades, y hereda la esencia de los otros. Es un vehículo que puede acomodar hasta un máximo de 8 pasajeros repartidos en tres filas de asientos, y claro que trae precio más bajo que los demás del clan.

Y como buen producto de Detroit no es "rígido", sino que se ofrece en muchas configuraciones. Por ejemplo, a elección del consumidor la segunda fila de asientos puede ser de bancada para tres plazas o de dos butacas independientes (de ahí lo de 7 u 8 ocupantes). Y es que la bandeja en que se sirve el Traverse ofrece tres sabores: el entry level, el LS; el grado medio, LT y, en la cima, mi unidad de prueba, el LTZ que, gracias a su sistema de escape dual logra unos caballos de fuerza más de potencia—288—, pues los otros  modelos, carentes de la mejora, generan 281. Esta potencia proviene del único motor que trae, un V-6 de 3.6 litros. El promedio de consumo entre ciudad y autopista, y entre la transmisión frontal o AWD es de 19mpg, lo cual no es un mal número para un vehículo con sus ofrecimientos, talla y capacidades.

Para quienes quieren usarlo como un vehículo de familia "divertida" (que gustan, por ejemplo, de tirar de un bote o un remolque habitacional), el Traverse les conviene muchísimo, pues puede arrastrar hasta 5200 libras y, mediante cómoda botonería en la consola, activa dispositivos que hacen el tiro más seguro y eficiente. La transmisión es de 6 velocidades con override manual por medio de asequible botón lateral en el lado de la palaca, próximo al conductor, y que se acciona con el pulgar. Esta transmisión viene lo mismo en tracción frontal que all-wheel drive. La talla de las ruedas depende del modelo; el LTZ trae standard unos bellos y musculares rims ¡de 20"! El modelo básico se puede conseguir por unos $29 mil.

 

Acompaña al paquete por dentro el sistema de entretenimiento con DVD, climatizador tri-zona automático y radio para los pasajeros traseros, vestidura de piel, radio satelital, arranque remoto a través del dispositivo del acceso sin llave (keyless entry), detección de obstáculos traseros y cámara para la marcha atrás cuya pantalla en la consola central es la de mejor definición que hasta ahora hemos visto. 

El diseño interior es muy agradable y de buen acabado. Para este servidor, que estuvo criticando los interiores de GM hace unos 10 años por su falta de acabado y sobre todo por la apariencia limosnera de los plásticos empleados, ahora hay que dedicarle a la compañía una sonora ovación al respecto cuando detallamos al Traverse por dentro. Por dentro, el Traverse es un vehículo que llena todas las espectatitivas, aunque no sea, por ejemplo, de mi gusto personal, la linea u horizonte de la pizarra un poco alta. Sin embargo, este elemento es del favor de muchos consumidores y en gran parte representa un tradición del diseño automotriz norteamericano. Claro que aquí falta algún que otro detalle de un poco más de distinción a bordo de su primos en GMC y Buick, pero no puede decirse que el interior del Chevy sea descuidado y mucho menos anémico.

El interior se revela en dos tonos y dos estilos distintos también de acentos en aluminio. Los relojes son dos en forma de lágrima acostada trunca (recuerda un poco los de Audi), con números en blanco sobre fondo negro e iluminación verdi-azul, que crean un magnifica sensación de intimidad sobre todo en conducción de noche. Con toda la pizarra y la consola iluminada se distingue muy bien cuán llamativo es el acabado del Traverse.

La tercera bancada de asientos es abatible, así como la espalda de las butacas de la segunda, así que una vez aplastadas contra el piso ofrecen una extensa superficie nivelada para recibir carga. Son 117 pies cúbicos de capacidad de carga de este modo, pero aún con las espaldas de lo asientos erectas todavía reserva unos 24 para equipaje.

La seguridad es patente en el Traverse. De lo primero que hay que hablar es del eficaz sistema de rescate OnStar, ahora también de simple ayuda. OnStar se ha venido incrementando de su nivel inicial de sólo para emergencias a una gama de servicios que a menudo necesita un conductor y quienes le acompañan. Esto incluiye el sistema de navegación llamado turn-by-turn con una voz que guía al conductor, y conexión telefónica Bluetooth. Completan el paquete abundantes bolsas de aire para las tres filas de asientos, frenos ABS, control de tracción y estabilidad lo mismo en impacto frontal que lateral y, notabilísimo, el Traverse recibió la calificación máxima de cinco estrellas de la National Highway Traffic Safety Administration.

En cuanto a impresión de manejo el Traverse, digamos la verdad, es un vehículo grande y como tal se siente (no es de los que used no puede albergar en su garage si particularmente comparten el espacio allí la lavadora y 17 cajas de documentos que ni recuerda cuáles son, pero es un vehículo de dimensiones) Y esa talla se refleja dentro y un poco en su conducción, pero positivamente. Se percibe incluso pesado, pero toda esa impresión conduce a una sensación de firmeza, de solidez, de seguridad, que no estorba. Para un auto de familia, el Traverse tiene un ride predecible y balanceado. Pero no se comporta como un camión...

La compuerta trasera es eléctricamente activada lo mismo para abrir que para cerrar.

Finalmente, más allá de las virtudes que como vehículo el Traverse pueda ofrecer —y en verdad lo hace—, este producto encierra una gran verdad: que junto con el resto de la panoplia de los más recientes modelos modelos de GM, entona una suerte de canto de esperanza que subraya que una de las tres joyas de la corona automovilística de Detroit está poniendo en el mercado coches que valen la pena. La idea de que el auto norteamericano es definitivamente inferior a los foráneos es, más allá de un caso aquí y otro allá, es, repetimos, justamente eso, una idea. Es cosa de percepción, mas que de realidad. Y con el Traverse uno puede llevarse cualquier cosa menos una mala impresión...

 
Ver el resto de las fotos del Chevrolet Traverse 2009:

El estéreo es de primera, con 10 altavoces de la apreciada marca Bose.

Los retrovisores laterales poseen una ampolla agregada para el llamado blind spot.