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VOLKSWAGEN BEETLE Convertible: "Es cosa de emoción..."
...me dijo alguien que sabe

por PEPE FORTE/editor de i-Friedegg.com. Miembro fundador de SAMA. Conductor de AUTOMANIA, programa radial dominical sobre automóviles por WQBA 1140 AM, una emisora de Univisión Radio. Artículo publicado en 2003 en LetsTalkCars.com de Greg Sánchez y en TheCarConnectionEnEspanol.com.

Por los pasados casi 20 años la alternativa convertible Volkswagen era el Cabrio en esa versión. Muy bueno, sólo que enfocado en una sola demográfica: la femenina. Y no sé si fue concebido así; sólo que las féminas —jóvenes sobre todo—, se abrazaron a él con pasión de Julietas.

No significaba propiamente que a su volante no se viera algún un hombre. Sí, de cuando en cuando... a pesar de que uno pensaba entonces que el auto se lo había prestado a aquél su esposa. Y vaya a saber si por necesidad.

En realidad, no me he tomado el trabajo de chequear estadísticas, pero con sólo mirar en la calle, ahora con el nuevo VW Beetle Convertible —que debutó en el 2003—, puede llegarse a una conclusión distinta: ha capturado y en gran escala el publico varón. Sorpresas te da el mercado automotriz… parodiando a Pedro Navaja.

¿Esta movida del público varonil a un auto que muchos consideran puramente femenino se debe exclusivamente a la versión Turbo? Prefiero dejarle la respuesta de tarea a sus neuronas, que no es justo que trabajen sólo las mías. Pero una cosa sí le digo: si se tratara sólo del Turbo no veríamos tantos hombres al volante de los convertibles Bug regulares. Se trata de un vehículo que cautiva por igual a ambos sexos y muy probablemente más al masculino.

Ya han pasado algunos años desde que en 1999 el mundo recibiera esta nueva reinterpretación del Escarabajo original, pero a pesar de ello, valga recordar de nuevo para beneficio de quienes no lo saben que el vehículo nada tiene que ver mecánicamente con el Bug primero. Aquél —que se llamaba werk, lo que significa en alemán "obra", más que "trabajo"—, era enfriado por aire y llevaba el motor detrás. Ese VW sólo México seguió fabricándolo hasta hace dos años. Pero México sigue teniendo que ver con él. El nuevo Escarabajo es construido allí, en la histórica planta de Puebla —la bella nación Azteca conoce ya más de este coche que la mismísima Alemania—, y por lo divertido que resulta, bien podríamos decir que sabe más a tequila, taco y Tabasco, que a salchicha y cerveza alemana.

El nuevo Beetle con techo de trapo está disponible en los cortes GL, GLS y GLS 1.8T, para un rango de precio que varía entre un poco por encima de los 18 mil dólares y hasta los medios 20. Edificado sobre la plataforma del Volkswagen Golf —y si usted es lo suficientemente viejo como para ello recodará los nombres de Polo y Rabbit—, cuenta con un chasis de gran calidad y rigidez. La carrocería del Convertible ha sido reforzada. Para ser un convertible, sorprende que el Bug carece casi totalmente de las naturales sacudidas y desajustes de carrocería de las que al rodar adolecen estos coches. Rueda y maneja bien.

Cuenta básicamente con dos motores de 4 cilindros, uno de 2 litros, y otro de 1.8, Turbo. Éste último, un poco más caro y con un poco más de participación de la billetera al pie de la bomba de gasolina, pero bien vale la pena. Ambos, en la arrancada, suenan como si fueran diesel. Cosa del sistema de escape.

El motor de 2 litros genera 115hp., y el 1.8T del GLS, turbo como ya dijimos, sube a 150. ¿Mi recomendación? He conducido todos los modelos y las dos transmisiones, y mi preferido es el T manual. Pero si usted no está para el pataleo del cambia-cambia en el hepático tráfico de las 5, ignore mi juicio y opte por la automática de 6 velocidades con el sistema Tiptronic.

El motor regular en ocasiones resulta un poco moroso, pero el Turbo garantiza más satisfacciones, aunque tampoco tantas como se espera. Según pruebas independientes consultadas, el T logra las 60 mph en poco más de 8 segundos. Ya sabe... Mas el rodaje en general es agradable.

El Bug tiene un tanque de 14.5 galones que, sirviendo al motor de 2 litros, se extingue en unas cifras de consumo que son las que siguen: 21 millas por galón en la ciudad y 31 en la carretera; esto, en la transmisión automática, para un radio de acción entre las 300 y 450 millas, en conducción urbana y huyendo de la suegra por la Interestatal más cercana, respectivamente.

Una versión del Beetle Convertible (GL) ofrece capota manual, lo que le otorga cierto aliento a lo roadster. El GLS la lleva eléctrica, para 13 segundos de repliegue y despliegue. El anclaje para sujetarla al marco del parabrisas es fácil de operar. Y echada hacia atrás, sin colocarle la bota estética, aún luce relativamente decente. La capota posee tres capas de material, lo que representa una garantía de sellado al agua y también insonorización. Y es importante señalar que en la eventualidad de vuelco, el sistema estandar de Volkswagen llamado Automatic Rollover Supports, ubicado detrás de los asientos traseros, se despliega automáticamente para mayor protección de la cabeza, ya capota abierta o cerrada.

Las diferencias entre el Bug de techo de quita-y-pon y el de techo duro no son muy notables, pero las hay. Y una de ellas nada tiene que ver con el rodaje, sino con los oídos: el estéreo Monsoon posee 10 speakers o altavoces. El audio viene con MP3 Player y radio Sirius o XM satelital —subscripción de por medio, claro está. Otras diferencias del 1.8T: incluye un spoiler o alerón trasero activado con la velocidad, y un diferencial de tranque electrónico. ¿Características mezcladas en el Bug Conv.?: Acceso remoto sin llave, sistema anti-robo, frenos de disco ABS en las cuatro ruedas, volante telescópico y abatible, lámparas HID de Xenón con iluminación diurna, retrovisores térmicos, cruise control, ventanillas y pestillos eléctricos, aros de 16" y neumático de repuesto de talla regular. También, indicadores de dirección en los retrovisores.

Los fenders y los parachoques están hechos de una resina resistente a impactos de baja intensidad.

La diversión que representa el "bichito" no radica sólo en su forma y rendimiento. También en su color. Una paleta de colores que van de lo pastel a lo estridente ofrece matices con nombres tan sugerentes como Azul Acuario y Galáctico, Rojo Tornado, Naranja Crepúsculo, y mi favorito —no por el color, sino por el nombre—, Mellow Yellow, que es el título de una canción de Donovan, de los años 60. Y recuerde que el nuevo Beetle incluye un búcaro integrado en la consola por pura nostalgia del Flower Power...

LA CONSOLA QUE CONSUELA Y DESCONSUELA
De buen acabado aunque no perfecto en ergonomía, el interior del VW convertible es 90% igual que el de techo duro. Y puede llevarse calificaciones relativamente altas. Algunos critican el borde superior interior de las puertas, metálico. Lo hallo atractivo, por lo retro... ¿y qué es a larga el "nuevo" Bug sino una reinterpretación del original de hace 70 años?

En verdad, para un espacio interior condenado de antemano por su radical dibujo exterior, el VW Beetle convertible hizo lo mejor que pudo. Dividir en espacios cuadrados por dentro a un huevo, es tarea cuasi de brujos. De lo más llamativo dentro es la ingeniosa solución de los portavasos, un modulo rotatorio para más fácil explotación, ubicado al pie de la palanca de cambios, pero que en su posición "normal" —centrada—, no permite la ubicación de grandes vasos, que entonces tropiezan con la sección interior de la consola central. Espero que McDonald's ya esté conversando con la gente de VW...

La consola: entre el borde hacia los ocupantes delante y el borde donde se encuentra con el parabrisas... hay como una milla de distancia. Es cuestión de sufrirla o decidir acostumbrarse. A mí, francamente, me tomó sólo horas en aprender a tolerarla. A pesar de ello, la visibilidad puramente delantera es buena, porque es de esos autos que simula que el coche no existe desde el borde del parabrisas hasta el fin del mundo. Hay a quienes esa característica les preocupa porque al estacionar no saben dónde termina —mejor dicho, dónde comienza— el auto. El Bug es un autito muy integral que hace percibir su volumen externo aún sin verlo propiamente, excepto los pilares A que, robustos, impiden un poco la visibilidad en las curvas agudas.

Las viseras interiores creo que merecen mejor atención en ediciones venideras: por su talla y en conjución con el alto e inclinación del parabrisas, no cumplen cabalmente su función de taparnos el Sol.

SER O NO SER REDONDO, HE AHI LA CUESTION
Las redondeces del Bug descapotable son una impedimenta para ciertas amplitudes por un lado, pero una bendición por otro. Entre las virtudes, por razones obvias, el espacio interior de los hombros hacia arriba es verdaderamente cavernoso. La peor parte, el maletero o baúl, comprometido por las mismas razones. Y si usted deja allí la bota de vinilo con que ocultar la capota plegada, olvídese de ir al supermercado.

Y hablando de dimensiones: no vaya por ahí diciendo que el Bug es un auto pequeño, pequeño... porque va a hacer el ridículo. El Escarabajo, ni siquiera en su año natal de 1937, fue el coche más pequeño del mundo. Lo que pasa es que simula serlo. El Beetle Convertible es más grande que el Mini Cooper ídem —y este Cooper de ahora es más grande a su vez que el que maneja Mr. Bean—. ¿Quiere consultar las dimensiones?: 161.1", largo; 67.9, ancho; 59, alto, y 98.7 entre ejes. Si quiere una referencia ilustrativa, es un poco más corto y más bajo que el PTCruiser. Pero es fácil entrar y salir del Bug descapotable. Donde único rebasa el Mini Cooper Convertible al Escarabajo Convertible es en espacio de maletero, de 5.3 pies cúbicos, pero tampoco por mucho contra los sólo 5 del Bug. La buena noticia es que la espalda del asiento trasero es abatible y eso permite un poco más de espacio de carga. Pero tampoco olvide que la abertura del baúl es pequeña (tan frustrante como una botella panzuda... con boca y cuello estrechos).

¿SEGURO?... ¡SEGURO!
El VW Beetle descapotable obtuvo las más altas calificaciones del Gobierno Federal en choque frontal. Cuenta con frenos ABS, bolsas de aire y Control Electrónico de Estabilidad, o ESP, por sus siglas en inglés. Las bolsas de aire laterales se ubican en los espaldares de los asientos delanteros y protegen el tórax.

SU MAYOR FORTUNA
Supongo que lo mismo los ingenieros del Bug que los especialistas de mercado de VW sabían que este es un auto, tal vez como ninguno otro, al que los prospectos acuden así tal cual es, más allá de las limitaciones. En una conversación que devino entrevista con Kenneth Moriarty, un afable y profesional ejecutivo de Volkswagen, en Berlín, Alemania, en septiembre del 2003, con motivo del lanzamiento del Phaeton, éste me dijo que la decisión de un comprador por un producto VW tiene un gran componente de emoción y lealtad. Lo creo, porque por mi parte lo he comprobado en diálogo con familiares y amigos que planean adquirir un Bug. Algunos de ellos, tuvieron ya un “original” (que curiosamente se muestran los menos entusiastas por el nuevo “bicho”), pero me ha resultado sorprendente que los que no en realidad conocen muy poco del coche son unos fervientes admiradores del mismo y, más sorprendente aún me ha resultado el hecho de que una vez enfrentados a limitaciones tales como el magro espacio en el baúl, persisten en tener uno y la voluntad de comprarlo se ha convertido en irrevocable. ¿Qué otro auto en la historia del automóvil cuenta con esa fortuna como capital..?