CLICK HERE OR ON BANNER BELOW TO RETURN TO ARTICLES INDEX

 
¿Qué pasará en VENEZUELA?

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA
que se transmite cada domingo de 12:00pm a 1:00pm ET
por WQBA 1140 AM, y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes
de 5:00pm a 6:00pm ET, por WAQI 710 AM,
en Miami, Florida, ambas emisoras de UNIVISION AMERICA

Posted on Feb.19/2013

Aunque los jóvenes manifestantes en Venezuela enarbolan una frase que dice, “ni Maduro ni Capriles”, significando que la protesta no es de corte partidista sino nacionalista… a buen entendedor pocas palabras.

Sí, es una sublevación antigubernamental, de un pueblo harto ya de lo que el país ha vivido y padecido desde 1999.

Lo más importante es que aunque el actual gobierno no lo quiera ver, este es un plebiscito de la voluntad venezolana, que deja muy mal parados a los últimos resultados eleccionarios, a los que subraya como lo que siempre se dijo de ellos: que fueron fraudulentos. Si Nicolás Maduro tuviese la pretendida voluntad democrática que le dice al mundo que posee y ejerce, debería marcharse en este mismo minuto, según lo que pueblo pide.

La cosa ha sido más grande que nunca. Incluso comunidades venezolanas históricamente chavistas, esta vez han optado por la otra esquina, y si no lo han hecho de manera militante, por los menos con la inercia así se proyectan.

Pero el eje izquierdizante en torno al cual gravita el continente del siglo XXI, como si se tratase de su columna vertical y que nace en La Habana, ensarta a Ecuador, a Bolivia, a Argentina y a la propia Venezuela, no quiere ceder. Y por eso los gobiernos de estos países callan ante la gran crisis política y social por la que la patria de Bolívar transita en este instante.

El silencio, que asombra a muchos, no debe a asombrar a nadie. El ALBA, la CELAC y UNASUR, son entidades fantoches con arquitectura chavista creadas ad hoc para santificar toda política que pongan en práctica sus más entusiastas miembros. Y qué decir de la OEA…

Más penosa aún es la abulia de Estados Unidos ante la situación. La actual administración, que sin embargo en su primer período sí tomó partido por Zelaya en el caso de Honduras, ahora anda cautelosa y tibia, esperando a que la bola de nieve crezca hasta el punto en que merezca pronunciarse… sólo que ante cada vuelta, todavía le parece poco.

¿Y la gran prensa norteamericana? Bien, en su casa.

¿Qué va a pasar?

Una de las cartas de Maduro bajo la manga es jugar al tiempo, comprarlo, dilatarlo con retórica y amenazas, no hacer nada, y resistir, resistir y resistir, con la paciencia como acólita. Las manifestaciones callejeras podrían no pasar justo de eso mismo, y cuando vean que no logran la caída del gobierno —¿y es eso lo que en realidad persiguen?— quedarían en la categoría de la simple disipación de una rabia hasta entonces contenida —como una esposa aguantona que un día estalla colérica cuando ya no da más—, en la misma filosofía de continuar el juego bajo protesta, mientras que el pitcher zurdo sigue en la lomita con la pelota en la mano. No es primera vez que un abucheo se destiñe cuando el que grita se queda afónico o se cansa antes que el blanco de sus reclamos.

Pero mire que también podría que no...

La víspera, los analistas y observadores de la crisis venezolana, especialmente los nativos del país, apostaban a que las protestas de hoy miércoles 19 de febrero cuando este artículo ha sido escrito, continuarían creciendo en intensidad y manifestantes. Muchos de ellos han asegurado que el gobierno de Maduro tiene no los días, sino los minutos contados. Los más optimistas hablan de que para el fin de semana se desmorona. Maduro, defenestrado, subirá a un avión rumbo a la clínica en Miramar donde Fidel espera sin apuro a la Pelona para matar el tiempo junto a él, jugar al golf con el hijo de éste en Varadero, o beber Scotch con Raúl en la lluviosas tardes habaneras.

Lo interesante es que de nuevo la historia sorprende cuando demuestra por enésima vez que el surgimiento de un líder puede ocurrir tan rápidamente como el nacimiento de un poderoso huracán tropical que tan sólo en horas se convierte en una tormenta atroz desde su embrión de simple depresión.

Aunque Leopoldo López tiene su prontuario de insurgencia, la analogía ciclónica aplica perfectamente a él. En realidad, fuera del panorama venezolano, su nombre es nuevo. Pero ¡ay!, ya está en manos de, como él mismo dijo, la injusta justicia que, al mejor estilo estalinista ayer, cuando Maduro se refería a su apresamiento por su propia entrega, obvió su nombre.

Los líderes venezolanos antichavistas o en contra de la obra continuadora de Maduro, no entienden todavía después de 15 años, cómo funciona un sistema así. López no fue un plato a fuego lento, sino por el contrario: se volvió demasiado importante con la rapidez con que uno se hace un TV dinner en el microwave, y pesar de eso, se hizo invulnerable... ya no era matable. Sólo que él no lo sabía. O no se lo dijo nadie...

Fue un error que se entregara. Rebelión sin líder ya se quedó sin brújula. Y uno debe saber que si escoge meterse en camisa de once varas, todo lo que queda es remangarse y seguir. El fantasma de Carmona Estanga, caray...

Ahora la oposición se queda otra vez con la insípida bandera de Capriles, a quien posiblemente no sigue ya ni su más ferviente tía.

Alguien debió decirle a Leopoldo que los instructores de la Seguridad del Estado cubana tienen sus cuarteles en Venezuela, y que su laboratorio, la más perfecta trituradora sicológica del mundo, que lleva en su ADN las prácticas de las extintas Stasi alemana y la KGB soviética, y por añadidura 50 años de Villa Marista y 100 y Aldabó en La Habana, son capaces de quebrar al acero y de que un diabético reniegue del Tres Leches. Alguien debió decirle también que podría ser enviado sin que nadie se enterase a la temible sala Carbó Serviá del manicomio de Mazorra donde “curan” a los disidentes y opositores con un dedicado e infalible tratamiento de electro-shocks.

A Leopoldo no le dijeron que aunque Maduro no quiere un héroe adversario, lo prefiere a un mártir que se convierta en lanza y bandera contra él. Leopoldo López debió dejar que lo detuviera el gobierno… y habría que haber visto si incluso eso hubiese sido posible. Si hasta tuvo que salir del blindado en que se lo llevaban preso para pedir a la multitud que le cerraba paso al vehículo que se apartara para permitir su avance…

No lo van a matar... no lo iban a matar. Pero lo van a reducir, y con un juicio sumario en que lo acusarán de todo y de lo que no fue, lo encarcelarán ya veremos por qué tiempo.

¿Y La Habana? Claro que ha de estar inquieta. En su vieja tradición parasitaria de sanguijuela mantenida en el pasado por la URSS, una vez extinta ésta, la rémora castistra se sacó la lotería salvavidas cuando pudo nadar hacia la Caracas chavista y ¡puaf!, se adhirió a su costado. Putin, nostálgico del bolchevismo pero muy ocupado en resolver sus propias limitaciones y ver cómo resucita el honor perdido del imperio rojo, es apenas un aliado ideológico de Cuba, y ya. Ahora no le permitiría a la otrora predilecta hija del Caribe implorar limosnas. Y a China, olvide el tango y cante bolero: hay que pagarle su bisutería, sí señor. De manera que Venezuela es crucial para la supervivencia económica cubana. Especialmente por el jelengue del petróleo.

En un país de tanto sol como La Isla, está demostrado que si el faraón que tenía cautivo al pueblo de Israel hubiese sido cubano, no habría sido necesario llegar a la plaga de la muerte del primogénito para que accediera a la demanda de liberación; con la de las tinieblas habría bastado. Lo que movió al maleconazo de 1994 no fue la carencia de café, de cigarrillos, de papel higiénico, ni de huevos, sino los apagones. Y por eso Cuba necesita de Venezuela como el drogadicto la heroína, el hidrocarburo en vena.

Si la Venezuela chavista o madurista fenece, el efecto económico sería mil veces más devastador en la Cuba actual que aquel de la disolución de la Unión Soviética en 1991. Y una crisis así elevaría la temperatura de la caldera, que los Castros otra vez aliviarían con un éxodo masivo, cosa cuya sola mención pone a temblar a cualquier Casa Blanca, no importa si demócrata o republicana. Nada, que ahí está: con Cuba no se gana nunca…

Cuba sin Venezuela es un problema para Cuba. Y para los Estados Unidos…

En el manual de instrucciones de sofocación de rebelión escrito en La Habana y que Maduro tenía en su mesita de noche y al que ahora afanoso ha tenido que echar mano, está el del aplastamiento con sangre tipo soviético con tanques de guerra y todo, con las exitosas referencias históricas de Budapest en 1956 y Praga en 1968. ¡Ah!, pero en el último párrafo hay un asterisco que conduce a una nota al pie que dice, “¡ojo!, en el tercer milenio podría resultar contraproducente”. A Nicolás Maduro y Raúl Castro ya no les hacen falta: el primero ha lanzado su corta-uñas por la ventana, y el segundo sus tijeritas, y ahora se muerden las uñas nerviosos como el colegial en fila para la vacuna escolar.

Mas ojalá se dedicaran sólo a temblar. La partitura para salir de este atolladero y que Maduro deberá ejecutar al pie de la letra ya está lista, y se la mandaron por e-mail desde la oficina de la inteligencia en Línea y A. Y él ya sacó el violín...

El perfecto consejo castrista es que el gobierno madurista invierta la tortilla: tiene que jugar el papel de víctima, que nunca falla. De agresor, pasar a acosado; de victimario, a víctima. Es decir, fabricar un atropello de los de verdad intolerables, como alguna espantosa brutalidad contra niños o algo así, de lo que poder acusar como criminal desalmado a todo este movimiento civilista. Estos regímenes son los reyes del sofisma.

Los jóvenes estudiantes venezolanos deben tener mucho, mucho cuidado, porque con un pretexto así, se desmoralizarían.

El peligro de este tipo de episodio es que si el gobierno lo sobrevive, sale fortalecido, aprende para la próxima, y se radicaliza. Las hojas amarillas del calendario así lo archivan. Esta protestas tendrán que hacer todo lo posible por poner fin a la dictadura de urna —comunista por si fuera poco— que desgobierna a Venezuela con un alcornoque muy peligroso al frente que se llama Nicolás Maduro.

Rezar nunca sobra…