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Qué vimos... qué comimos... qué frío sentimos... cómo se portó en la carretera la nueva revelación de Hyundai...

Una prueba de larga distancia al anticipado cupé del fabricante coreano demostró las habilidades del vehículo en una ruta de casi 2 mil millas, y nos llevó a repasar puntos de la geografía norteamericana que hacía un tiempo no visitábamos. La aventura incluye, entre otros ingredientes, el hallazgo de una galería de microautos, un nuevo museo para el Titanic, un cementerio de autobuses escolares, una cena típicamente alemana en un pueblo estilo bávaro en Georgia, y la bienvenida al Año Nuevo en los parques de Orlando. Suba a nuestro carro, abróchese el cinturón y comparta las incidencias de esta nueva bitácora...

por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com y conductor del programa radial AUTOMANIA de WQBA 1140 AM Univisión Radio. Miembro fundador de SAMA. Todas las fotografías del autor (Cámara Canon EOS 5D Mark II, de 22 megapixels). Posted on Jan.12/2010. (El reportaje va dedicado a Christian V., en su cumpleaños, en la esperanza de que pronto pueda hacer no sólo este viaje, sino muchos más, y mejores aún...).

Al cierre del año, como ha sido costumbre en este servidor por más de una década y media, inmediatamente tras la Navidad, salimos de viaje por carretera, en una ruta de prueba a un vehículo. Por eso, el 26 de diciembre del 2009, para mantener la tradición, partimos desde Miami, en la Florida, hasta Gatlinburg, en Tennessee, al volante de un flamante Hyundai Genesis Coupe modelo 2010, en un periplo de unas 2 mil millas. Había una motivación extra para otra nueva aventura del camino: Hacer el viaje por carretera cada vez que se pueda; de seguir subiendo los precios de la gasolina como parece que será la tónica del 2010, una costumbre tan americana como irse de cruising, podría extinguirse... So, there we go again!

La jornada completó un curso de subida desde Miami con paradas en Orlando, Florida, y Bryson City, en North Carolina, hasta tirar el ancla en Gatlinburg y regresar desde ahí con escalas en la vecina Pigeon Forge, en Helen, Georgia, y más tarde esperar el 2010 en —de nuevo— Orlando.

Día 1: Sábado 26 de diciembre de 2009

Partimos de Miami el sábado 26 de diciembre del 2009 a las 9:51 de la mañana, con 73ºF (22.7ºC). Justo frente a la puerta del garaje de casa puse en cero el marcador de viaje B. El miércoles 23 había recibido el auto cortesía de Prestige Auto Specialists, con 6499 millas. Hasta ese momento ya había conducido el auto exactamente 30.6 millas, de modo que el marcador de gasolina estaba sólo a una rayita antes del indicador de Full. ¿Un galón de gasolina consumido hasta entonces? Por ahí… por ahí… El tanque del Genesis tiene una capacidad de 17.2 galones y la EPA estima la eficiencia del motor de 4 cilindros de 2.0 litros con inyección turbo de mi unidad de pruebas en 21mpg en la ciudad y 30 en la autopista. De modo que no hubo que poner gasolina en Miami, cuyo precio más económico era de $2.69 el galón.

Como la entrada al Turnpike está para mí en el vecindario, enseguida estuvimos rodando esta autopista vía Norte. El Ronald Reagan Florida Turnpike es —junto con la I-95—, una carretera con peaje que drena los automovilistas que salen o entran a Miami. Fundada en 1956, cuenta generalmente con dos sendas a cada lado, separadas por una alameda de pasto, con límite de velocidad en 70mph, y corre Norte a Sur, longitudinalmente a lo largo de la Península de la Florida. Recta y plana, es acaso la versión norteamericana de cruzar la Pampa argentina sobre una faja de asfalto. Es una carretera aburrida…

Teníamos el propósito de ver al hijo de mi esposa, que vive en Orlando, y eso podíamos hacerlo sólo en una breve ventana de tiempo, de modo que no paramos en ninguna de las Plazas del Turnpike, donde los automovilistas hacen una pausa para estirar las piernas, poner gasolina, comer algo liviano…

El Genesis Coupe está dotado de radio satelital XM, de manera que en el camino estuvimos escuchando el American Top 40 con Casey Kasem, en esta ocasión la repetición del Hit Parade del año de 1972.

A la 1:18 del mediodía, con 58ºF (14.4ºC), arribamos a Orlando, tras desandar 237.6 millas en alrededor de unas 3 horas y media (tiempo average entre las dos ciudades a velocidad reglamentaria). La gasolina estaba más barata en Orlando ($2.53), pero aquí no pusimos, pues aún teníamos existencia…

Después de cumplir nuestros compromisos personales circulamos un poco por Orlando —tráfico infernal en International Dr.; ¡una hora por cuadra!—, hicimos un alto para almorzenar —la mezcla entre almorzar y cenar— y, a las 4:58 pm, con la misma temperatura que nos recibió esta ciudad del centro de la Florida, volvimos a la carretera. Para entonces nuestro marcador de milla denunciaba 246.8 millas agotadas.

En Orlando tuvimos tiempo para una parada en el museo del Titanic. El naufragio más famoso de todos los tiempos siempre ha sido una de nuestras grandes pasiones... Pero más adelante veremos otra instalación así, por inaugurar todavía.

Aunque con momentos de cielo claro, la mayor parte del viaje estuvo encapotado.

La primera tanqueada ocurrió en Ocala, al Norte en la Florida, a las 6:38pm, ya oscuro, con 51ºF (10.5ºC) —a partir de aquí, la temperatura no hizo otra cosa que descender—. Pusimos 15.5 galones a $2.59 el galón por valor de $40.46. Al sumar nuestras 320.6 millas del marcador ahora a las 30.6 antes de emprender el viaje, arroja 351.2. La división de esta cifra entre la cantidad de galones puestos, arrojó 22.6mpg. El indicador de consumo combinado de combustible del Genesis Coupe entre ciudad y carretera, es de 24mpg.

Una vez lleno el tanque, regresamos a la carretera —la I-75; el Turnpike termina en Wildwood— y finalmente paramos para pernoctar en Gainesville, ciudad universitaria en el Norte de la Florida, próxima ya a la frontera de Georgia. En nuestra milla 359.9, con 43ºF (6.1ºC), a las 7:43pm, nos refugiamos en un SleepInn.

Día 2: Domingo 27 de diciembre

Tras un frugal desayuno —bagel con queso crema, jugo de naranjas y un café americano bien caliente para combatir probables rezagos de soñolencia en las primeras millas de carretera—, a las 8:47 am dijimos adiós a Gainesville —en realidad paramos la víspera en la periferia de la ciudad antes de su verdadero centro— y continuamos remontando la I-75. Había 46ºF (7.7ºC) y desde la partida nos acompañó una fina llovizna invernal bajo cielos totalmente opacos.

A las 10:01 am, en la milla 451 rodada, cruzamos la frontera con Georgia, con 48ºF (8.8ºC) —según avanzara el día, la temperatura se elevaría paulatinamente—. Pronto cruzaríamos Valdosta, la ciudad que extiende un saludo georgiano al automovilista casi tras cruzar el límite interestatal, pero no nos detendríamos ahí sino en Tifton donde, en diciembre de 1993, hiciéramos noche en recorrido semejante.

¡Qué contraste con el pasado reciente!: Entramos al departamento de fotografía de esta farmacia de Tifton, a mis espaldas, no a comprar un rollo de película fotográfica como hicimos en 1993, sino a por una tarjeta para la cámara digital... ¿Qué será dentro de 15 años?
Exactamente a las 11:21 am paramos allí, en nuestra milla 509.7, con 49ºF (9.4ºC). En Tifton hallamos una vieja sala de cine homónima, frente a la cual fotografiamos al Genesis Coupe.

Poco después reemprenderíamos la ruta para arribar a Macon, probablemente la segunda ciudad más grande de Georgia —después de Atlanta, a unas 85 millas al Sur de ésta—, a las 12:54 pm, con 56ºF (13.4ºC), y cielos despejados. Estamos en nuestro marcador de 608.7 millas avanzadas hasta entonces.

No pararíamos en Macon, ni enfilaríamos hacia Atlanta tampoco, porque queríamos otra vez atravesar el bello pueblo de Madison —en Georgia, no el condado de Madison, que eso está en Iowa—, así que un poco más adelante, en nuestra puntuación 611.6, a las 12:57 pm abandonamos la I-75 para entroncar con la carretera 16 East —que conduce a la bella Savannah, que ya hemos visitado y esta vez no veremos—, pero circularemos por aquí apenas minutos pues nuestro afán es acoplar a la 129 North, cosa que hicimos en la salida 1-A. Por aquí, nos vamos Eatonton…

Hablemos un poco del Hyundai Genesis Coupe 2.0T:

Ya habíamos probado las dos versiones del Genesis Coupe —V-6, 3.8; L-4, 2.0 turbo— en mayo del 2009, cuando asistimos al evento de lanzamiento del vehículo en Atlanta, Georgia. Para los detalles del vehículo y de aquella experiencia, el lector puede clickear justo aquí y será conducido al review en este mismo website. En esta ocasión estamos probando el coche por un período de dos semanas que incluye conducción en ciudad —Miami— y este viaje de poco menos de 2 mil millas en la autopista y que, sin duda, nos expone a una nueva, complementadora, más amplia y definitiva aproximación al vehículo.

El Genesis Coupe con motor de 4 cilindros en línea de 2.0 litros con inyección turbo que genera 210hp, acoplado a transmisión manual de 6 velocidades, es mi configuración dilecta del vehículo; es decir, prefiero esta variante que la V-6 de 3.8 litros con transmisión automática para 306 hp. El matrimonio del motor y transmisión de mi unidad de pruebas demostró —jugando con las palabras— no sólo la potencia, sino las potencialidades de este as de triunfo de Hyundai. Acelera bien, se aferra con garra a la curvas y uno redescubre las satisfacciones de volver a manejar un auto con tracción trasera, más allá de los defectos endémicos de ésta.

Las butacas no abrazan al cuerpo tan profesionalmente como lo hacen las Recaro, pero son extremadamente tolerables para distancias largas. Mi esposa Millie, que estuvo todo el tiempo de pasajero, no se quejó de los calambres del castigo del cuerpo obligado mayormente a una sola posición por horas y horas sino que, por el contrario, con toda soltura pudo operar su laptop, consultar el atlas de carretera y hacer anotaciones. Y, justamente hablando de mapas… qué pena que este Genesis carece de GPS —mas, quizás los fabricantes de automóviles comiencen a ahorrarse ese dinero pronto; mi esposa sustituyó esa carencia a través de su computadora conectada inalámbricamente a la red y a su inefable i-Phone—.

Lo más notable dentro es su amplitud en términos de anchura; creo que esta dimensión, al menos en términos de percepción, es la más favorecida, porque el espacio para la banca trasera —que convertimos en ropero y despensa; allí colocamos los abrigos, cojines, gaseosas, cámaras fotográficas, etc,—, no es espléndido —ya veremos más adelante cómo cobijó a un tercer pasajero.

Continuemos con la ruta ahora y posteriormente volveremos a la experiencia de manejo del Genesis Coupe.

* * * * * * *

Al llegar a nuesta milla 650.4 entramos a Eatonton, en el Condado de Putnan, Georgia. Es la 1:47 pm y prevalecen los 56ºF. Enseguida empezamos a atravesar el Oconee Forest Park, unos 60 acres de bosque bajo la jurisdicción de la Universidad de Athens, en Georgia. En esta área hemos visto la gasolina más barata del viaje: $2.32 el galón; en Macon la vimos a $2.43. Nunca tuvimos la fortuna de pagarla a esos precios. Dato curioso: Nos damos cuenta que hemos visto muy poca, casi nula presencia de patrulla policial en las carreteras.

Nos estamos acercando a Madison, pero antes de llegar al bello pueblo, a las 2:19 pm encontramos un museo dedicado a las carros pequeños en nuestro marcador de la milla 668, en la carretera 129: Es el Microcar Museum. Lamentablemente cerrado, pero suponemos que su colección agrupa vehículos tan diminutos como el Isetta —que lo anuncia en un poste a la entrada— o el Messerschmidt. ¡Y fantaseamos con la idea de que allí cada noche cobren vida esos autitos como en la película A Night at the Museum!

Minutos después, a las 2:31 pm, con la temperatura descendiendo en un grado (55ºF), arribamos a Madison, con su eterno porte señorial de mansiones a ambos lados de su Calle Mayor. Desde que conocí Madison, Georgia, en 1993, a mis más o menos 35 años, este es uno de los lugares con que he fantaseado para mi retiro. Madison, por cierto, está celebrando sus 200 años de fundación…

Hemos agotado hasta aquí, 673.4 millas.

Cuando el carro anunciaba que todavía tenía 57 millas de autonomía, pusimos gasolina por segunda vez: 13.8 galones por $34.55 a $2.48. Esto es Athens, Georgia, en una Chevron —toda la gasolina que usamos en el viaje fue Chevron o Texaco—. El rendimiento fue de 25.4mpg.

Estamos clavados en nuestra milla 702.4. Son las 3:29 pm y hay 55º. El Genesis Coupe, otra vez con la panza llena, nos llevó a conectar con la 441N saliendo de Athens, a las 3:54 pm con 54ºF, ya en franco camino a Bryson City.

A las 5:25 pm cruzamos la frontera con North Carolina en nuestro indicador de 791.7 millas extinguidas y 44ºF (6.6ºC).

Ya oscuro a las 6:01pm, tal cual el Genesis unas millas antes, también nosotros sentimos necesidad de “llenar el tanque” y justo a esta hora en la milla 809.7 fue que estacionamos en el pintoresco restaurant Cody Roadhouse en Franklin. Nos fascinó del menú las cebollas Vidalia fritas, ensartadas en una estaquilla vertical. Como es costumbre en este tipo de restaurant americano, Cody ofrece a los comensales su propia salsa para carnes que lleva el nombre del sitio.
Lo que cenamos en Cody: Un steak de carne molida, no prensada —esto fue lo que mi abuela me enseñó de niño como la auténtica hamburguesa... ¿tenía razón?— con cebolla y puré de papas —odio el gravy— y las cebollas fritas. Hubo una ensalada previa. El dip o aderezo era una verdadera maravilla... (Inmediatamente debajo, dos fotos del cautivador restaurant, el booth con pullmans donde cenamos y un shot exterior):

El Restaurant Cody, posiblemente haya sido el primer sujeto que me diera la satisfacción de "alimentar" con escenas interesantes mi cámara Canon EOS 5D Mark II, de 22 megapixels, que adquirí a principios de año. Mi plan inicial era pasar otra vez el fin de año en Inglaterra —pero no pudo ser— en el afán de comparar las fotos tomadas por la anterior Canon EOS 5D de 12.8 mp en diciembre del 2007 con la Mark II. Otra vez será...

Tras cenar, decidimos poner alto a la manejada. Para llegar a Bryson City, ya muy cerca, habría que conducir por las tortuosas carreteras de montaña, y de noche son peligrosas. La mayoría de ellas carecen de los reflectores a nivel sobre la franja divisoria amarilla o los lados de la cuneta. So, a las 7:55 pm con 42ºF (5.5ºC), hallamos un ComfortInn. A la programación televisiva nocturna que vimos en la habitación, la dominaba todavía la noticia del afortunadamente frustrado intento de voladura de un jet comercial sobre Detroit el Día de Navidad, por parte de un terrorista de Al Qaeda.

Día 3: Lunes 28 de diciembre

A las 8:58 am con 29ºF, es decir, -1.6 Celsius (ya por debajo del punto de congelación) nos vamos de Franklin para ir Bryson City. Al arrancar el auto frente al hotel y tras dejarlo calentarse un poco y habiendo repetido nosotros el desayuno de bagel-queso-crema-café americano caliente —jamás desayunamos así en casa—, en el marcador de las 811.3 millas emprendemos la etapa final de alcanzar Bryson City. Casi enseguida en la milla 812.6, a las 9:02 entramos en la carretera 28 a Bryson.

La carretera 28 tiene una especial significación para nosotros. Es una faja de montaña, de sólo dos sendas, sinuosa y ascendente, muy interesante de manejar, pero peligrosa. La descubrimos en el otoño de 1995, en una época en que atraídos por el cambio de follaje de esa estación del año, durante años visitábamos el área para fotografiarla. Fue aquí que encontramos una curiosidad de carretera, The Honey Shop, una cabaña de troncos que vendía miel y otros productos de abeja… ¡sin dependientes! Los tarros con la miel y otros géneros, cada uno con su etiqueta de precio, se hallaban en anaqueles al frente de la casa que hacía las veces de alcancía: el cliente llevaba el producto de su preferencia y dejaba el importe a través de una ranura en la puerta.

En este viaje, volvimos a verla. Ya hace años que no trabaja.

El Genesis Coupe ante The Honey Shop, hoy abandonada...

Luego de este encuentro con el pasado abandonamos la 28 para ingresar a la 74 y después a la 19, que definitivamente nos introduciría en Bryson, a donde llegamos a las 10:11 am, con marcador de milla de 842.2 y 43ºF (6.1ºC).

Bryson City es un delicioso enclave ferroviario en el Condado de Swain, en Tennessee, y hoy está conectado como atracción turística al Great Smoky Mountains National Park porque lo que define la orografía del sitio son justamente las Grandes Montañas Humeantes.

Precisamente de aquí parte el Great Smoky Mountains Railroad, un ferrocarril turístisco que pasea a sus pasajeros por unas tres horas entre los bosques del lugar. Los dos momentos culminantes del año allí son el otoño, cuando tiene lugar el maravilloso espectáculo natural del colorido cambio de follaje de los árboles, y el invierno, cuando todo se cubre de nieve. Exactamente desde 1995 hemos estado visitando Bryson City en estos dos instantes y hasta una vez en la primavera.

En Bryson compramos en la tienda de hobbies un coche de pasajeros del ferrocarril de los Smoky Mountains de la serie HO, y nos quedamos fascinados de ver en venta allí como hacía años que no contemplábamos, una enorme colección de trenes Lionel.

Después de caminar un rato por Bryson nos fuimos antes del mediodía y comenzamos a transitar territorio Cherokee. Mucha artesanía y abalorios indígenas para turistas dan el tono a la zona.

En la milla 857.9 con 34ºF (1.1ºC), baja temperatura sorprendentemente a la 1:16 pm y con cielos azules, desalmorzamos —la mezcla entre desayuno y almuerzo—en un Pankcake House en Cherokee, justo frente al descomunal Casino Harrah’s (foto debajo. Visite además la sección EGGallery en este website, con huevos fritos fotografiados alrededor del mundo por este servidor).
Y tras esto, emprendimos ruta de nuevo por la 441 camino a Gatlinburg, Tennessee, destino del viaje, nada desconocido por cierto para este par de navegantes a bordo del Genesis Coupe que... ¿por qué no analizamos de nuevo?

Otra inmersión en el producto de Hyundai

El rodaje del Hyundai Genesis Coupe es ruidoso desde más o menos las 70 mph, pero sólo debido al ancho de los neumáticos. El sonido del motor no llega dentro, y los niveles de ruido del viento la verdad es que son bajos. La amortiguación y los rigores de la dirección son a la europea —well, sort of...—, y tal es algo siempre bien recibido en un auto de este corte, que transmite gracias a su suspensión, el relieve del terreno al conductor. Es una exigencia que un coche de este tipo mantenga "conectado" al conductor al terreno que pisa. Pero tampoco es un ente trepidante que afloje los dientes o desprenda riñones. En realidad, ese feeling de manejo tipo viejo continente terminé patentizándolo cuando de vuelta en Miami sentí el contraste al sentarme al volante de mi veterano Subaru Outback que, por cierto, tampoco es un auto “suave”.

El Genesis Coupe tiene buena visibilidad delantera y posterior también, pero me habría gustado que, a riesgo de afearlo, contase con una escobilla limpiaparabrisas en el cristal trasero. Cuando de vuelta a Miami nos atrapó una racha de fuertes lluvias en la carretera 27 entre los naranjales de la Florida, eché de menos esa utilidad.

El baúl o maletero albergó perfectamente bien nuestras valijas —un equipaje relativamente breve—, que incluyó además algunos regalos de Navidad que al ser entregados su lugar fue ocupado de nuevo por los recibidos. Y quiero hacer otro para de observaciones sobre el interior: eché de menos un poco más de espacio donde ubicar mi cel y mi i-Pod. El pequeño compartimiento con tapa en la parte inferior de la consola central al pie de la palanca de cambios es un poco futil. Sin embargo, me fascina el diseño y la ubicación del control de los retrovisores laterales, que fue amor a primera vista en el evento de Georgia. También, que los botones de temperatura y del ventilador del A/C son grandes y circulares.

Los controles de consola son cordiales en su uso, los relojes de la pizarra no son un tormento para la vista, sino fáciles de observar por su simpleza, pero extrañé que el volante no fuese telescópico, así como tampoco es de mi agrado la ubicación de la reversa, próxima a la primera. Mi ubicación preferida de la marcha atrás en un auto de cambios manuales es después de la última marcha de avanzada y, si tiene un “truquito” para engancharla, tal como la elevación o hundimiento de la palanca —ej. Subaru Legacy GT—, mejor. Empero, el Genesis Coupe emite un beep al embragarla, lo que nos alerta en caso de hacerlo accidentalmente. Pero no se trata ahora de retroceder, sino de seguir adelante. Por eso…

Al arribar a nuestra milla 878.3 de conducción, alcanzamos el punto más alto del viaje, tras ascender por la carretera 441 y paradójicamente ver como la temperatura de desplomaba grado a grado: 30… 29… 28… 27…

La 441, como la 28 y otras carreteras de montaña de la zona, son una verdadera tentación para poner a prueba un vehículo deportivo como este Genesis Coupe y las habilidades de manejo de cada quien. Curvas cerradas y a menudo múltiples, secuenciales, sorpresivas —algunas de ellas impronosticables porque al rodear la ladera de la montaña no hay visibilidad—, y con pendientes agudas en subida o bajada, solas o combinadas con las curvas. Pero no se puede ser irresponsable. Aunque a pesar del frío el pavimento estaba ya seco porque hace días que nevó o llovió, hay que portarse como santo, pues la vía la comparten otros automovilistas y hay hasta caminantes y ciclistas. Sólo en alguna curva de gran visibilidad pudimos comprobar el talento de agarre del Genesis Coupe y nos recordó las aptitudes del Audi TT en Napa Valley, en California, junto a mi amigo y colega Emilio Lezcano, en vía con trazado semejante a ésta pero con distinta geografía, en la primavera del 2007. Pero aquí hay despeñaderos a los lados… y camiones de 18 ruedas que, para nuestro asombro, pueden venir de frente. Mas pudimos medir el poder y precisión de los frenos Brembo asimétricos del Genesis Coupe, codiciados y sólo a bordo de bólidos de producción más exquisitos, asociados a la manipulación oportuna de la transmisión manual.

En esta altura pico a la que accedimos, a 5046 pies de elevación, donde se halla la frontera entre North Carolina y Tennessee, comienza el Appalachian Trail, y ahí, como hace años por varias veces volvimos a parar. Estábamos en nuestra milla 878.9 y el termómetro del auto indicaba 18ºF (-7C) que, con el factor viento, como una puñalada invisible, se sentía mucho más frío —esta sería la temperatura más baja del viaje—. Eran las 2:16 pm y de pronto el cielo se puso más gris y comenzaron a caer flurries, diminutos copitos de nieve. Era hora de irse.

En diciembre de 1993 (foto encima), mi esposa y este editor paramos en la altura que divide los Estados de North Carolina y Tennessee. Entonces la medición orográfica arrojaba 5048 pies de altura; en la de ahora —foto detrás de la nuestra—, se nota la corrección actual a 5046. Aquel viaje lo hicimos con un Honda Accord LX de estreno. Cuasi veteranos de la ruta, el extenso inventario de vehículos con que hemos realizado el recorrido por años, incluye la primera y segunda versión del Honda Odyssey ('95 y 2001); Honda Civic ('95); Plymouth Breeze ('96); Subaru Outback ('97 y '98); Volvo XC70 Crosscountry (2001); Toyota Camry (2002), y Ford Escape (2007), todos nuevos, y algunos por dos veces.

Obsérvese la cantidad de nieve acumulada en torno a la camioneta amarilla, en la parada en diciembre del 2009.

El Genesis Coupe, con sus neumáticos anchos y tracción trasera, no es el vehículo ideal para andar sobre la nieve. A diferencia de otros viajes anteriores iguales a este, al timón de un Outback o de un Volvo XC70, esta pareja de snow-chasers no estaba ahora para perseguir la nieve, sino para evitarla, y por eso comenzamos enseguida tras la alarma de nevada, lo que sería entonces la vertiente de descenso de la 441 hasta Galinburg. Fue en este trecho, primero antes de llegar a la cima y ahora partiendo de ella, que vimos más nieve al pie del camino y carámbanos en las piedras de las laderas. Finalmente llegamos a sanos y salvos un rato después a Gatlinburg a las 2:51, con 34ºF (1.1C), en la milla 892.5.

Gatlinburg, un pueblo de ADN alemán, es uno de los polos turísticos de Tennesse, sobre todo en invierno. A partir de 1993 hemos estado trayendo a nuestros hijos Robbie, Raquel y Fabio aquí a esquiar y patinar, desde niños hasta adolescentes, en la estación de patinaje sobre hielo bajo techo, y ski, de Ober Gatlinburg, una colina encima de la ciudad que ofrece una maravillosa vista de ésta, a la que se llega por una carretera pendiente o por funicular. Aquí nos sorprendió una feroz nevada, memorable, en diciembre de 1997, haciendo la prueba de carretera del Subaru Outback ’98.
En diciembre de 1997 tomé esta foto del Subaru Outback en Gatlinburg, bajo una memorable nevada. Este severo panorama no lo hayamos ahora allí. El review de la experiencia fue publicado en la revista ¡ENTÉRESE!, de la que por entonces este editor era su Jefe de Redacción. Maravillado por la conducta del auto sobre el hielo, en abril del '98 compré el mismo vehículo. Más de 10 años después, todavía lo conservo orgulloso...

Esta vez ni siquiera subimos a Ober Gatlinburg… Mi esposa me dijo que “extrañaba a los muchachos”. Well, they are not kids anymore…

En Gatlinburg normalmente preferimos hospedarnos en moteles simples en la calle principal, por las obvias ventajas peatonales que ello ofrece. Repetimos…

Durante la noche —había frío—, caminamos la ciudad y cenamos levemente en un restaurant italiano. ¿Qué tal una caliente sopa Minestrone dentro de un pan redondo..?

La decoración de luces de la ciudad de Gatlinburg en Navidad es siempre un espectáculo, pero este año se nos antojó más pobre. ¿La crisis económica? Quizás no, maybe sólo cosa de apariencias o percepción…

Día 4: martes 29 de diciembre

Ya nos vamos de Gatlinburg. Hay 30º (-1.1ºC) temprano en la mañana. Nos dirigimos a Pigeon Forge, otro enclave turístico muy atractivo que compite con Gatlinburg y que está tan cerca como a tiro de piedra.

A las 9:41 am, en la milla 901.8 cruzamos el puente sobre el Little Pigeon River, que sirve de entrada por uno de los dos extremos por los que se puede ingresar aquí. Decidimos otra vez desalmorzar —ya sabe— en un Dennis. Huevos fue el acento. By the way, ha visto la Galería de Huevos Fritos fotografiados por este servidor alrededor del mundo? ¡Pues, haga click aquí!

En Pigeon Forge se encuentra el parque de diversiones Dollywood, de Dolly Parton:

Desandando la ciudad, que no es más que una acumulación de servicios al turismo a los lados de su calle principal, descubrimos una nueva atracción dedicada al Titanic, todavía en plena construcción, que abrirá sus puertas en abril del 2010 —¿lo hará el día 15 de ese mes, en el 99 aniversario de su naufragio? Could be…—.

Se trata de un edificio de concreto que sigue a modo general el diseño del barco por fuera más o menos en sus dimensiones originales pero, como Medio Pollito, sólo de un lado y hasta la segunda chimenea, donde queda trunco.

Se puede tener una idea de cómo será gracias al vagón de una rastra convertido en breve galería que, en el estacionamiento aledaño, garantiza una muestra del resultado final.

Será un museo permanente de 30 mil pies cuadrados que en una recorrido de 90 minutos ofrecerá a sus visitantes experiencias interactivas como bajar en el batiscafo hasta el sitio donde reposa el pecio en el fondo del Atlántico Norte y se podrán apreciar más de 400 piezas originales. Nada, que tenían razón… el Titanic era insumergible.

La exhibición contemplará una tina de agua con la temperatura del Atlántico Norte la noche del 15 de abril de 1912 que sufrieron los náufragos del Titanic, en la que los visitantes pueden sentir cuán frío estaba el mar: 28ºF (-2.2ºC). A modo de botón de muestra, ofrecen la curiosidad ahora en el vagón que da un avance de la instalación.
Nos fuimos de Pigeon Forge en la mañana por la carretera 321S en la milla 919.9. Habíamos planeado pasar la noche allí para volver a disfrutar de la célebre iluminación nocturna de temporada de la ciudad y almorzar además en The Golden Corral, posiblemente la mejor unidad de esta cadena de restaurants tipo buffet, pero traicionamos el propósito y… back on the road again!
Pigeon Forge es un lugar que vale la pena visitar, sobre todo en otoño y en invierno.
Más tarde entramos en Foothill Parkway, una carretera hermosa, íntima, en las montañas. Ya era la 1:09 pm, con 38ºF (3.3ºC) en la milla 942.7.

A la 1:49, con 39ºF (3.8ºC), en la milla 959.7 salimos de Foothill para entrar otra vez con la 129 South.

Fue aquí que nos encontramos con los entusiastas motociclistas Lynn y Paul en uno de los outlooks o miradores de la vía:

Lynn y Paul se conocieron aquí. Él es de esta área; ella neoyorquina. ¡Qué par!

Lynn and Paul met here... two of the kind!

Ambos —¡qué envidia!, aunque ellos me dijeron que me envidiaban a mí por manejar el Genesis Coupe— recorrían sobre una Harley Davidson el segmento conocido como Tail of the Dragon (La Cola del Dragón), 11 millas con 318 curvas… ¡ideales para el Genesis Coupe!

Pero una vez más la prudencia nos haló las orejas y sólo moderamente pudimos explotar las capacidades de este auto definitivamente adorable de Hyundai.

Continuamos camino y al final de la bajada, justo al pie de la presa Cheoa —protagonista de Hollywood, por cierto— auxiliamos a un kayakista que pedía un aventón para encontrarse con colegas unas 8 millas adelante, donde iniciarían la ruta a remo, pues él había dejado su carro aquí en la rivera del río para regresar a casa En el vehículo una vez terminada la navegación. Acomodamos a Jason en el asiento de atrás. Cupo, pero a duras penas.

 

Esta es la represa Cheoa (o "Fugitiva"). Inmediatamente debajo, el kayakista Jason —a quien "dimos botella"—, y su compañero Jerry:
A las 3:23 de la tarde en Robinsville, con 40ºF (4.4ºC) en la milla 992.5 vamos a poner gasolina. Según la computadora del carro, nos queda combustible para 96 millas, pero mejor gaseamos aquí porque la carreterita que vamos a emprender ahora es una caja de sorpresa. ¿Cuándo encontraríamos la próxima gasolinera? Pusimos $33.29, 12.5 galones a $2.64. La eficiencia combinada en este segmento fue de 23.2mpg. Es nuestra tercera tanqueada. Aquí está el gallo de Robinsville. No el de Morón... ni el de Miami.

En esta ruta arribamos al primer millar de millas recorridas.

En la milla 1019, a las 4:06 pm salimos de la carretera 129 con 44ºF (6.6ºC) y entramos en la 141 South. Vamos camino a Helen, otro pueblo alemán, que visitaríamos por segunda vez.

Poco después a las 4:19 pm con 42ºF (5.5ºC) en la milla 1027.9, dejamos la 141 para adentrarnos en la 64E. En la milla 1037.1 a las 4:31pm aún con la misma temperatura, abordamos la 69S y casi inmediatamente a las 4:37 cruzamos la frontera de North Carolina. ahora en sentido contrario, hacia Georgia. Justo en ese momento, la carretera 69 se convirtió en la 17S según la designación del estado. Esto es en la milla 1040.8.

Llegamos a Helen a las 6:00pm con 38ºF (3.3ºC) y estamos en la milla 1070. Nos quedamos a pasar la noche aquí (puede ver un review completo del pueblo si hace click aquí).

Helen es un maravilloso pueblo estilo bávaro en Georgia, que vive del turismo. Toda su arquitectura es alpina. La mejor opción para hospedarse allí es el CastleInn, que parece un castillo de los Alpes.

A pesar del frío, pasamos un buen momento allí. En nuesta visita anterior le conocimos de día, pero ahora de noche, y decorado por Navidad, la experiencia en Helen es otra. Recuperamos en una tienda una matrioshka que inexplicablemente desapareció de casa y que había comprado no en Moscú, sino en Quebec City, Canadá, en el 2005 durante un evento de Saab.

Mas lo mejor de la jornada fue una cena típicamente alemana —salchicha, puré de patatas y sauerkraut— en el restaurant Alt Heidelberg.

Fuimos tratados como comensales ilustres por el camarero Jeff Garman y su dueño Leonhard Villiger, de origen suizo, quien adquirió el negocio en 1997 sobre el original de 1975.

De izquierda a derecha: el camarero Jeff Garman; el propietario Leonhard Villiger, y Pepe Forte, editor de este website.

Leonhard tuvo el gesto de permitirme subir al ático, desde donde no sólo contemplé una hermosa panorámica del pueblo, sino que pude hacer unas fotos nocturnas que recogen la belleza de Helen en este momento del año.

El momento supremo de Helen tiene lugar en le otoño, coincidiendo con el vibrante follaje de época y con la divertida celebración alemana de Oktoberfest. Justamente pude beber con la cena alguna de las cervezas “sobrantes” de la fiesta.

Día 5: Miércoles diciembre 30

A las 9:45 am con 35ºF (1.6ºC) nos vamos de Helen. Pasamos por delante del Museo del Automóvil que visitáramos en nuestro anterior paso pero que ahora, por ser tan temprano, está cerrado. Justamente desde ahí, un domingo hice mi segmento del programa Sobre Ruedas por ESPN Deportes Radio en Español, mientras mis colegas Jaime Flórez, Sergio Tacchella y Nikki Pauli se encontraban en cabina en los estudios de Miami.

Al salir de Helen dejamos la 17 para entrar en la 75. En el poblado de Cleveland, con 34ºF a las 10:11am dejamos la 75 para entrar en la 129S en la milla 1080.9. A las 10:47 am en la milla 1105 entramos en Gainesville, pero no en Florida, sino en Georgia. Pronto acometeríamos la 11 South. ¿Y cómo le va al Genesis Coupe?

Una última mirada al carro:

Por su diseño, módulo motriz y factura general, el Genesis Coupe posiblemente sea el auto más logrado de Hyundai hasta la fecha. Por otro lado, es un nuevo ingrediente en la receta de éxito del fabricante coreano.

Competir, desafiar e imitar no son verbos ofensivos en el mundo de los fabricantes de automóviles. Y Hyundai capitaliza en ellos en diferentes derroteros, de manera que el Genesis Coupe pues apunta a un nuevo blanco. Muchas compañías se enfrascan en una guerra sin cuartel sólo contra otra a la que consideran su rival por antonomasia. ¿Ejemplo?: Toyota y Honda. Empero Hyundai rivaliza contra modelos en particular, de diversas marcas, que considera íconos inobviables en cada segmento. El Veracruz enfrenta al Lexus RX350… el Genesis sedan a la Clase E de Mercedes… el Genesis Coupe al Infiniti G37. ¿Lo logra? Dejémoslo ahí, pero por lo menos es un approach diferente y nuevo comparado con rivalidades tan aburridas y antiguas como la del Mustang y el Camaro, de la que, no matter what, cada fánatico —délo por descontado— arrimará la brasa a su propia predilección.

Durante el viaje, noté las miradas de admiración hacia el vehículo. Y más de una vez me prodigaron elogios como beautiful car, man… o nice car. Lo más interesante es que mucha gente no conocía el carro, mas, cuando se enteraban que era un Hyundai, las expresiones siguientes eran de sorpresa, pero con aprecio, no con desprecio.

Para los puristas: el Hyundai Genesis Coupe es ensamblado en la planta de Ulsan, en Corea del Sur. Tanto el motor como la transmisión son coreanos, para un 86% de partes del país de origen y 3% de Canadá. El precio de mi unidad de pruebas, realmente magnífico; $27,625. Y ahora, continuemos con la ruta... y para eso debe pasar a la siguiente página: