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por PEPE FORTE/Conductor del programa radial AUTOMANIA de WQBA 1140 AM Univision Radio, y editor de i-Friedegg. Todas las fotos son del autor.

Posted on summer/2010 • Reviewed live! on AUTOMANIA, summer 2010

Generalmente evito escribir de algún vehículo de un año para otro, aunque haya manejado la unidad del año pasado y la del momento. La razón es… razonable: ¡no ha habido cambios..! En otros momentos, aún registrándose cambios —especialmente si tales son leves—, igualmente eludo el review a consecuencia del mismo modo de pensar. Pero esta vez haré la excepción con el Range Rover 2010, a pesar de que me ocupé del modelo ‘09. El SUV trae cambios que vale la pena destacar.

No se sienta mal si a primera vista el Range Rover 2010 no le parece distinto del año pasado (vea review del vehículo en este mismo website pulsando aquí ahora). Las diferencias cosméticas son discretas. Tiene un grill modificado, no basado en barras horizontales, sino en una malla sólida reticulada, y las luces, tanto las delanteras como traseras, aunque albergadas casi por el mismo modulo de antes, ahora exhiben LEDs en ambas ubicaciones; las traseras, a modo de letra H ue en color amarillo sirven de indicadores direccionales.

El De lado, las llamadas branquias laterales también ha sido un poco alteradas (foto inmeditamente debajo):.

Pero en cuanto a apariencia, el cambio más dramático es por dentro —y es lo que me ha conquistado—: los relojes de la pizarra, ¡que ya no son relojes!, sino una pantalla de LCD de alta resolución que muestra la foto de un bello cielo cuando arrancamos el auto, y que inmediatamente cede el paso a una representación tipo TV del tacómetro y el velocímetro.

Esta pantalla también revela entre los dos relojes en patrón visual 3D tipo Apple/Mac las figuraciones correspondientes al llamado Terrain Response, el programa que permite elegir a voluntad del conductor meramente presionando un botón el modo de rodaje del carro según las superficies en que lo haga. Hoy, esto es una solución cara, pero mañana —apostamos sin temor a que así será— la adoptarán todos los autos. La pantalla central que se ocupa de la radio y otras funciones tiene un interface más avanzado gráficamente.

Por otra parte, los cambios del RR ’10 también contemplan la parte motriz. Ahora el vehículo viene dotado de un nuevo motor V-8 de 5.0 litros de inyección directa que desarrolla 375hp, unos 70 de incremento por sobre el modelo precedente. La versión turbocragada inter-enfriada con ventilador Eaton exprime de la misma cilindrada unos monstruosos 510 ponies y 461 libras por pie de torsión. Ambos motores vienen acoplados a la envidiable transmisión ZF, automática, de 6 velocidades en versión All-Wheel-Drive. Puede tirar de 7,700 libras y su eficiencia es de 12mpg en la ciudad y 18 en la autopista. No es precisamente un motor a dieta, pero se supone que el precio de la gasolina no sea preocupación para la demográfica de este carro.

Además de por status, como otras veces he dicho, el Range Rover se compra por su capacidad off-road, aunque a veces uno se pregunta si nos ateveríamos a llevar en la muñeca un Patek Phillipe durante el boot-camp del fin de semana. Porque una cosa sí es cierta: Ni siquiera el G de Mercedes o el Escalade de Cadillac, u otro SUV de lujo de la casi decena de ellos que ande por ahí, combina las caraterísticas de genuino todoterreno —¡como el Hummer H1!— con los lujos del trono imperial —en este caso británico— como lo hace el Range Rover. Su clearance —o distancia desde el suelo al nivel del auto— además de ser muy alta —sobre 11 pulgadas—, es modificable eléctricamente.

El rodaje del Range Rover 2010 es simplemente espectacular. aunque a uno no se lo digan, al pisar el acelerador nos damos cuenta que allá adelante hay un magnifico V-8 que acomete el camino con presteza, con ligereza, con velocidad, con potencia...

El Range Rover 2010, como conserva mayormente la misma caja y dimensiones del año pasado, cuenta pues con la misma cristalera.

Este es un vehículo que tal parece un invernadero sobre ruedas, de tan noble y magnífica que es su visibilidad en todas las perspectivas y ángulos.

Y qué placer es manejarlo. Cada vez que me llega para mi semana de pruebas lamento que coincida con uno de esos periódos en que tengo tiempo de llevarlo por días a la carretera, de estado en estado. En cuanto uno se sienta al volante de un Range… las ansias de acometer la carretera con ansias de aventura, emergen con la urgencia del drogadicto.

El vehículo se siente grande en su rodaje… pero no se percibe como una camioneta. En parte parece más grande de lo que es: por ejemplo, no tuve necesidad de recoger desde dentro eléctricamente como se puede hacer, los retrovisores laterales para que rebasara la puerta de mi garaje (foto debajo)… cosa imposible con los espejos desplegados, por ejemplo, en el Nissan Armada.
Parte de esta balanceada sensación de vehículo grande sin que llegue a sentírsele ciclópeo, se debe a su suave amortiguación con lenguaje de sedan.
Para los pasajeros y para el conductor, el Range Rover es una bendición de amplitud. Los asientos de delante están cortados con distinción y de una primera ojeada se advierte que tienen que ser cómodos. La segunda fila de asiento es ajustable eléctricamente, con espalda inclinable.
Mi cuidad de pruebas era un HSE, color Azul Buckingham, con neumáticos Michelin, con 65% de partes británicas, 185 alemanas y fue ensamblado en la planta de Solihull en el Reino Unido. ¿Precio? El básico, de $78,425. El final exacto después de todos los agregados: $90,325.
El Range Rover, otra vez en el modelo del 2010 retiene su esencia: un SUV de verdad, lujoso de verdad, opulento, iconográfico, emblemático. Incomparable…
 
A continuación, el resto de las fotos: