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Ojeada preliminar

Qué se siente al volante del SMART

Probamos en Miami la nueva sensación sobre ruedas antes de llegar a los concesionarios.

Click en este link para ver video del Smart en Batanga Autos.com.

 

por Pepe Forte. Fotos del autor.

(Otoño/2007)

Hay momentos en la vida en que pensamos disparates tan demenciales —e inexplicables como todos ellos— que, si algún valor tienen —más allá de divertirnos— es que en tanto los reconozcamos como tales, nos sirven para comprobar que no somos orates (dicen que cuando uno está completamente loco... no se da cuenta).
  
Bien, uno de esos momentos delirantes lo viví cuando tuve la sensación de que estaba conduciendo un M&M con ruedas... al volante por un día, en la ciudad de Miami, en la Florida, de un Smart ForTwo. Ello ocurrió gracias a la cortesía de un diligente comerciante argentino que maneja un exitoso negocio de helados en La capital del Sol y que en el afán de promoverlo compró directamente en Europa dos Smarts que hoy desandan las calles, avenidas y hasta las autopistas de Miami, pintados con la gráfica de su compañía. Uno de esos Smarts nos fue cedido para probarlo por unas horas.

Ya había visto al Smart rodar en el Viejo Continente, con una presencia más marcada —al menos a ojos vistas más que por estadísticas— en Italia que en ningún otro país de la Unión Europea. Aquel contacto me sirvió para percatarme que el Smart no es tan pequeño como se le cree en América. Una noche en Roma vi uno estacionado junto a un FIAT 500, y el Smart parecía gigante al lado del amado "Fitito". Y lo mismo comprobé tras mi breve contacto con el vehículo.

En España el Smart abunda como el buen vino: arriba, en Madrid; abajo, un Smart ForFour, de cuatro puertas, en una pintoresca calle de San Sebastián. Este Smart, por el momento, no cruzará "el charco..."

Qué se siente al volante de un Smart.
Bueno, ¡pues eso del M&M! Claro que tengo que admitir que se trata de una sensación puramente "americana". Aunque como periodista de automovilismo estoy expuesto todas las semanas a todo tipo y talla de vehículos, Estados Unidos —que es donde vivo y pruebo coches—, nunca ha sido escenario automotriz de autos definitivamente pequeños, al menos no en masa. Ni siquiera la reciente resurrección de íconos diminutos garantiza esa experiencia; el Mini Cooper de hoy es un cíclope comparado con el original que maneja el alucinado Mr. Bean. Dicho esto en el afán de justificar mi argumento delirante del M&M, El Smart que probé era uno europeo, que difiere del que llega a EEUU en el 2008. La cilindrada del europeo es de 0.7 litros, mientras que el 'americano' es de 1.0 (ambos son de 3 cilindros). A pesar de eso, el Smart europeo acelera bien y es capaz de hacer 70 mph sin gran esfuerzo. Los 'americanos' generan 71 hp de potencia y 68 lb por pie de torsión. La velocidad máxima es 90mph y alcanza las 60mph en 13 segundos. El rendimiento combinado ciudad-autopista es de 40mpg.

 

El Smart es fruto de la colaboración entre Mercedes-Benz y la firma de relojes de pulsera Swatch, célebre por su panoplia de coloridos relojes sui generis. El Smart es el único auto en producción y venta hoy que cuenta con la distinción de estar expuesto en el Museo de Arte Moderno de New York. Sin embargo, no se le podrá adquirir en EEUU a través de Mercedes, sino de Penske Automotive Group, distribuidor exclusivo del vehículo en Norteamérica y Puerto Rico. Viene con pestillos, ventanillas y retrovisores laterales eléctricos, techo panorámico, aros de aleación, aire acondicionado, y estéreo con tocador de CD’s, y el precio básico estimado se espera alrededor de los $11 mil. ¿Más dotaciones? Entonces más caro...

En la bella Niza, en la Riviera francesa...
 

El ingreso y egreso del vehículo es fácil, pues sus puertas son amplias, y dentro es alto y espacioso. El diseño interior es agradable, contemporáneo y ergonómico y está muy bien terminado. La visibilidad  de la relojería es buena, y en conjunto la impresión de manejo es agradable. Hay autos más caros y más grandes abominablemente incómodos. El Smart no.
  
El arranque recuerda a Saab, pues el interruptor de la ignición se ubica en la breve consola central que separa los dos únicos asientos, ahí junto a la palanca de cambios. Sin embargo, arrancar el Smart es un poco trickie. El modelo básico cuenta con transmisión “Manumática” de 5 velocidades. Cuando se maneja el coche en automática, la conducta de los cambios es como si fuera manual, pues al cambiar de una velocidad a la otra da "tirones" como si estuviéramos accionando —torpemente— el pedal del clutch.
  
El motor está detrás y visto desde arriba recuerda en ancho y largo al teclado de una computadora. Así de pequeño es. Ubicado justo tras de los asientos queda sobre él —y de hecho sobre la cabina—, un espacio reducido que hace las veces de baúl. Llegué a pensar que sería una suerte de hornilla para mantener tibia una hogaza de pan en lo que hacemos el viaje del supermercado a casa, pero para mi sorpresa noté que está térmicamente bien aislado.

En Miami, fresco como un buen helado...
 

¿Para la autopista?
Lo que más preocupa a la gente, teniendo en cuenta su tamaño, es la resistencia del Smart en embestida ajena. La "ostra" que representa la carrocería del Smart ha sido cuidadosamente estudiada y diseñada por Mercedes para garantizar seguridad a los ocupantes en caso de accidente. La talla de un vehículo no representa necesariamente protección para sus ocupantes, sino su construcción. ¿Sería seguro un Hummer H1 cuya carrocería fuese de vidrio o papel? Mas, aún así, he de ser responsable: no creo que el Smart sea una criatura de autopista. Preferiría definirlo como un vehículo de calles y avenidas, aunque de antemano estoy convencido que lo veré en los freeways o expressways de Norteamérica. Durante mi corto período de pruebas lo subí a la hora pico de la mañana en la I-95 en un tramo dentro de la ciudad, lo que no exonera a esta vía ni siquiera en los segmentos urbanos de los modales de tráfico de lo que esta franja de asfalto en definitiva es: una carretera interestatal. No puedo decir que me haya como un huevo en una baile de tanques de guerra, pero no... mejor prefiero andarlo en vías menos agresivas.
  
¿Venderá bien a pesar de eso y del gusto por los grandes carros el Smart en Estados Unidos? ¡Oh, sí! No tiene por qué no. Ofrece muchas virtudes, sin siquiera pedirle la opinión a su billetera. Quién sabe si hasta modifique los hábitos de conducción y de consumo de carros de los automovilistas norteamericanos. Eso, más allá del disparate de que a un loco por ahí le parezca que manejar un Smart es como estar al volante de un M&M. (Por cierto, entre usted y yo: ¿por qué mi esposa le preguntó a mi suegra si las camisas de fuerza vienen en diferentes tallas?).   

Algunos “facts” del Smart:

• El Smart ForTwo estará disponible en tres cortes o niveles en Estados Unidos, con un rango de precio de más o menos $11 mil a $16 mil. El modelo básico con transmisión “Manumática” de 5 velocidades y pestillos remotos (standard) arranca en $11,590; el modelo del medio, llamado Passion Coupe, cuenta con techo panorámico, aros de aleación, aire acondicionado, ventanillas eléctricas, retrovisores laterales eléctricos antocongelantes y stereo con tocador de Cd’s. Este modelo arranca en $13,590. El tercer modelo, Passion Cabrio, convertible, tiene capota blanda retráctil eléctricamente y sistema de sonido superior  con multi-tocador de 6 CD’s y conexión para Mp3. Este modelo arranca en $16,590.   

• Fabricado por Mercedes-Benz, será sin embargo distribuido por Penske en EEUU.

• Estará en venta en EEUU desde el primer cuarto del 2008 (¡se puede ordenar por Internet!).

• Todos los modelos están equipados con motor de 3 cilindros de 1.0 litros que genera 71 hp de potencia y 68 lb por pie de torsión (el modelo europeo es de 0.7 litros [700cc]). La velocidad máxima es 90mph y alcanza las 60mph en 13 segundos. El rendimiento combinado ciudad-autopista es de 45mpg, y se calcula que en la autopista podría hacer 70.