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2008 HIghlander
2004 Sienna 2001 Prius 2004 Prius 2009 Matrix 2007 FJ Cruiser
 

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com
y conductor del programa radial AUTOMANIA de WQBA 1140 AM
de
Univisión Radio.
Miembro fundador de SAMA.

Fotos de Toyota y del autor.

Posted on April 27/2012 • Aired live! on AUTOMANIA on April 28/2012. Posted on Jun.22/2012

¿Te acuerdas de la furia por las minivans? —damn it, Iacocca!—; well, ya tuvo su jurásico… ya pasó. Ahora estamos en la era de los SUV’s; vamos a ver cuánto dura… Pero los que siempre han estado ahí, históricamente, son los sedanes, que encarnan la esencia misma del automóvil y, aunque a veces parezca que se van a acabar a manos de otro segmento, en realidad son inextinguibles y, como la marea, al final retoman su nivel. Sólo que los modelos y las marcas han cambiado con los años. Ya hace tiempo que el cabeza de familia norteamericano no aspira como norma a tener en su garaje o en el driveway frente a casa un Chevrolet BelAir —como en la época en que mis padres se enamoraron y miraban I Love Lucy, y aún todavía después cuando I Dreamed of Jeannie— porque el amado Chevy fue sustituido por otro coche de nombre raro… hmmm, ¿Toyota?

Creo que la culpa es de Los Beatles…

Por los últimos —por lo menos— 20 años (probablemente por más, pero siempre es más seguro no ser tan temerario en aseveraciones empíricas), el Toyota Camry ha sido un best seller y uno de los sedanes más exitosos en ventas en Estados Unidos. Es más, en ocasiones ha sido el auto mejor vendido en el país.

La justa es cruenta en el segmento aquí. Tal honor también lo han ostentado —o compartido— el Taurus, un modelo ya antológico de Ford —sigo rogando a Dios porque algún día rehabiliten el nombre de Fairlane, pero no me hacen caso— desde su debut como el primer auto redondeado en 1985 en una época en que los coches todavía jugaban a cuadrados en la estela de los años 70, y el no menos popular Honda Accord. Pero el Camry es un veterano en la cuestión, heredero del suceso antológico del Corolla, que puso a Toyota en el mapa del mundo.

Corolla… ¿sabes que significa “corona” en latín —no te apene si sólo lo sabe el cura de la parroquia del barrio—? Pues, “coronita”.

El romance de Toyota con la palabra “corona” es viejo. El Toyota Corona nació en 1955, y es el progenitor del actual Camry, introducido a principios de los años 80 como nombre sólo en los Estados Unidos, pues el Toyota Crown —así en inglés, que significa lo mismo— un equivalente del sedan que ahora nos ocupa— paradójicamente sólo se vende en Japón.

¿Y qué es Camry? Pues la transcripción fonética del fonema kanmuri, que en japonés signica —¡bingo!— “corona”. Desde hace años, aún bajo los nombres de Cressida, Celica o Carina, en diversos mercados mundiales estos vehículos han evolucionado en diversas tallas y de esa experiencia en conjunto parte el Camry. Personalmente todavía recuerdo con satisfacción los hermosos Cressidas de a finales de los 70 o principios de los 80, que pude conducir tiempo después. Eran autos hermosos.

Y los station wagons me mataban de emoción…

El Camry además de mejorar, no ha hecho otra cosa que crecer. Mi madre tuvo uno de 1984 —que también manejé— y aquél estaba más próximo al espíritu del Corolla. Para 1987 ya era un vehículo más grande, de más porte y más bello. Era muy apreciado y esa senda de éxito continuó transitándola. La generación del 90 al 92 nunca me conquistó el corazón, pero la del 1994, que fue muy exitosa y valorada por los consumidores norteamericanos, sí. Y la próxima (a principios de los 2000) me entusiasmó más.

Ahora para el 2012, el Camry ha venido totalmente rediseñado. Le hacía falta, caray, porque la edición anterior ya aburría un poco, y era continente en mucho a su vez del look de la precedente. Ahora se trata de un Camry totalmente distinto, aunque algunos de mis colegas creen que no, que los cambios no son tan dramáticos. Inicialmente así mismo pensé yo también… pero ya no más. Sólo baste mirar detenidamente el modelo anterior —¿cómo diablos pude razonar así?—.

La atención a los detalles del nuevo Toyota Camry del 2012 es una de las características más notables de auto. Lo bueno del modelo del minuto es que retiene la esencia del pasado pero en nuevo envoltorio. El auto parece ser más caro aunque en realidad no lo sea, y esa combinación es, sin duda, una ganadora.

A los tres grandes fabricantes japoneses por si fuera poco la feroz competencia histórica entre sí (Toyota, Honda, Nissan), ahora para colmo le han salido rivales surcoreanos. Particularmente los nuevos Hyundai Sonata y Kia Optima, sin discusión lindos, sin embargo no han creado desazón en los estilistas de Toyota que prefirieron seguir apostando por la sobriedad de diseño típico del Camry de los últimos 20 años e ignorar el ruido que hace la competencia.

El nuevo Camry 12 es discreto por fuera, lo cual no quiere decir que no sea hermoso, pero está más interesado en mantener sus atributos característicos de confiabilidad y durabilidad. Y eso, en cuanto uno se sienta al volante del coche aunque no sepa explicar en qué consiste, es algo que en enseguida se siente. Hay un no-sé-qué a bordo que nos hace sentir que, otra vez, el Camry se aparta de la manada de los rivales, para recibir la convicción de que está demasiado concentrado en sí mismo, y que, seguro y confiado, ignora lo que pasa a su alrededor. Si el Camry perdiera ese foco, perdería su esencia. Creemos…

Si lo comparamos con el Camry en mutis, descubrimos que este último es más redondo, mientras que el entrante no es cuadrado, pero sí angular. Y por detrás es que encarna su más marcada diferencia, con las lámparas tipo boomerang.

Y el interior, a nuestro juicio, rebasa al exterior.

Ahora hay una tendencia a diseñar consolas desbordantes de niveles, de contornos, de molduras … ¡que son las formas predilectas para acumular polvo! Pero, qué importa –es decir, no nos importa— que la belleza a veces ofrece ciertos sacrificios.

El nuevo Camry, por dentro, tiene ese estilo, pero hay una visión primordial: no es de diseño envolvente, sino que la pizarra es recta transversalmente y por ser tan distinta de la demás, ahí está su encanto.

Según los modelos (hay cuatro Camrys; en sentido ascendente: L; LE; SE y XLE) y según cada corte, esta pizarra va a agregando acentos y adornos. Pero su core es agradable, y común a todos los modelos.

Nuestra unidad de pruebas fue un SE.

La calidad de los materiales es buena y, sobre todo, no aparentan ser baratos (lo he dicho mil veces: las automotrices pueden emplear plásticos baratos dentro si se les antoja… ¡pero no cometan el pecado de hacerlo lucir baratos!).

El punto más alto son las butacas: bonitas, cómodas, con el soporte indicado al cuerpo para un vehículo que se supone que sus propietarios no lo harán desplazarse como un deportivo.

Y los asientos traseros son el sueño de la familia.

Las texturas son variadas y hay material blando ahí. La gran pantalla táctil que preside la consola y que enmarca al infotaiment EnTune de Toyota es fácil de apreciar y muy amistosa en su uso. Empero, como padecemos “botonitis” y rara vez nos complacen los botones para el sonido o el climatizador en un carro, los del nuevo Camry para el aire acondicionado tampoco son de nuestra satisfacción ¿Adónde se han metido los diseñadores de botones de electrónicos de los años 70 y 80?

La posición de manejo es óptima y los modales de desplazamiento del nuevo Camry –siempre se ha dicho que este auto y su retador el Honda Accord son aburridos de manejar— están muy lejos de hacernos bostezar. Para tener como ya se va haciendo costumbre en Toyota una dirección eléctrica (a ver, para los puristas de los conceptos automotrices: eléctricamente asistida) su feeling es bastante real (esta dirección primero sólo la tenía el Camry híbrido).

En mis primeros quince minutos dentro del coche y tras haber rodado unos cinco por la calles internas antes de ingresar al expressway, ya era una certeza en mí que me compraría un Camry sin pensarlo dos veces; cuando estuve en la autopista, quise salir disparado a comprarlo ya…

Por otra parte, debo decir que esta sensación es imputable más en exclusiva al SE, que es el Camry con más sabor deportivo.

Aunque el XLE es el más caro y el que se ubica en la cima de los 4 cortes, mi elección es el SE, que se puede obtener por un precio básico de $23 mil y algo, y aún así está muy bien dotado de todos los automatismos que hoy exigimos a bordo de un coche como ventanillas, butacas y pestillos eléctricos, retrovisores de la misma estirpe y acceso remoto sin llave.

La suspensión del Camry claro que es un componente crucial para esta impresión de manejo. El propósito de un periodista de automovilismo es servir de puente entre el producto y las aspiraciones del prospecto. Por eso acudimos a las comparaciones para que el vehículo en particular se haga más claro en la mente de quien planee adquirirlo. Así, hemos de decir que el flamante Toyota Camry del 2012 —cuya demográfica clave sigue siendo de automovilistas de más de 50 años—, mantiene su núcleo de coche de familia. Si al prospecto le importa más un styling —un diseño exterior— con más sabor, su opción más complaciente será el Sonata. Si desea un desplazamiento más deportivo o dinámico, su alternativa ideal será un Mazda6 (a pesar de que acaban de quitarle el V-6). Si quiere un compendio con un poco de tono de ambos vehículos sin que ninguno de los dos aspectos sea tan notablemente agudo, entonces su elección ha de ser el Camry, y en particular el modelo que condujimos.
El Camry es un Toyota, o sea un coche de conducta japonesa… a la americana —este es la tesitura predilecta de los baby-boomers de América en un auto). Quienes aspiren a una sensación más europea entonces deben cruzar la acera y agarrar el primer Passat que les pase por delante. Mas, los que aspiren a retener lo verdaderamente básico y representativo del Camry sin que les importe vanidades y quieran pagar lo menos posible, la alternativa es el básico L, cuyo precio de arrancada es de alrededor de 22 mil dólares, y que aún así ofrece ventanillas, pestillos y retrovisores laterales eléctricos.
Como siempre, los elementos del Camry son exponenciales mientras se trepa en la escala de corte. De todas maneras, el modelo simple, el L, incluye además de los automatismos eléctricos citados arriba, aros de acero de 16 pulgadas, volante telescópico y abatible, cruise control, plug para toma auxiliar y puerto USB y conexión USB.
Desde ahí se suman los componentes hasta llegar al Camry supremo, el XLE, con etiqueta de entrada de $24 mil —pero que en los modelos mejor dotados rebasa con mucho los $30 mil— , y estos son, pantalla táctil de interfase; aros de aleación de 17 pulgadas; vestidura de piel y volante envuelto en el mismo género; butacas eléctricas climatizadas; sunroof; retrovisores térmicos; ignición sin llave, climatizador dual, radio HD y satelital; cámara para la marcha atrás, neblineros, GPS y altavoces JBL. Esta no es toda la lista; hay otras exquisiteces más que no hemos mencionado.

En cuanto a motores, lo esperado: un 4 cilindros en línea y un V-6, y la ausencia de transmisión manual aún para el 4. El motor de 4 cilindros de 2.5 litros es una versión mejorada que ahora genera 178hp de potencia y 170 libras por pie de torsión. El V-6, de 3.5, 268 y 248. Ambos caballajes son suficientes para mover cada Camry.

La planta de 4 cilindros reporta una eficiencia de 25mpg urbanas y 35 interurbanas, y el V-6, 21 y 30 respectivamente. Naturalmente, la versión híbrida del Camry, que merece un review aparte, es más eficiente.

El Camry 12 es de tracción frontal y sólo viene en transmisión automática de 6 velocidades.

El vehículo es seguro. En pruebas de impacto realizadas por el gobierno obtuvo 5 estrellas en general y cuatro en colisión frontal. El Insurance Institute for Highway Safety, o IIHS por sus siglas en inglés, le concedió la calificación de "Good" —que es la máxima— en impacto frontal, lateral y en techo. El coche contempla en este acápite frenos ABS, abundantes bolsas de aire, controles de estabilidad y sistema de monitoreo de punto ciego.

El nuevo Toyota Camry del 2012 apuesta al triunfo no pretendiendo ser revolucionario, sino, por el contrario, conservando y defendiendo sus valores de siempre y que a lo largo de décadas le han hecho ser un gran coche y no por gusto el best seller que es, en el —insistimos— despiadado duelo entre los sedanes que se venden en Estados Unidos, cuya liza es la más implacable de todas.

El Camry no tiene conflictos de identidad: sabe lo que es, lo que ha sido y lo que quiere ser. Si se aparta un milímetro de esa ruta, perdería el foco. Con la edición del 2012, el nuevo Camry no se traiciona a sí mismo ni se disocia inmaduro en celos sin sentido, sino que se mantiene sobre su carril. El Camry de nueva cuenta pues, no es este, ni el otro ni aqué sino, simplemente, él mismo...

 
A continuación, más imágenes del nuevo Toyota Camry totalmente rediseñado: