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por PEPE FORTE, editor del Canal de Autos de iFriedEgg.com,
y conductor de AUTOMANIA, programa radial por WQBA 1140 AM,
una emisora de UNIVISION RADIO, sábados desde la 2:00pm
y domingos desde las 12:00pm ET.
Posted on Jan. 29/2012. Aired Live! on AUTOMANIA Jan. 29/2012..

A pesar de los pesares…

A pesar de la sostenida crisis económica que caracterizó al génesis del tercer milenio y del Siglo XXI certificada por la crisis de la banca en septiembre del 2008 y en particular luego las agonías de Detroit que desembocaron en la bancarrota de General Motors y Chrysler, un nota de aliento matiza el panorama automovilístico doméstico, en un nicho en particular: que los autos del llamado entry level de etiqueta yanqui no son lo que eran antes. En esta animosa realidad encaja el flamante Chevrolet Sonic del 2012.

En verdad, la mejoría no es exclusiva de los coches norteamericanos del segmento. Un entry level, un subcompacto económico, fuese de donde fuese arrastraba como que por decreto una esperada simpleza en sus ofrecimientos, una especie de pedigree en sentido contrario. Ya no es así, a contrapelo de la historia del primer Volkswagen, del FIAT 500 de 1957, del Mini y del Toyota Corolla, por sólo mencionar unos ejemplos. Pero con la crisis económica —volvemos a ella— y los altos precios de la gasolina, las compañías fabricantes de automóviles en vez de “abusar” a partir de la circunstancia, comenzaron a hacer más atractivos los coches de la categoría del fondo del barril. Hay que destacar que Japón fue pionera como nación industrial en aplicarle sabor a sus autos pequeños y hoy, por añadidura, ahí está el amago de las automotrices del sudeste asiático con vehículos tan atractivos en el segmento como el Hyundai Accent. Pero aún después de los primeros pasos en esa dirección, todavía Estados Unidos estaba rezagado en esa línea. En los más o menos tres últimos años ese panorama ha cambiado. Lo atestiguan los Fords Fiesta y Focus, y bajo GM el Chevrolet Cruze y nuestro sujeto bajo la lupa de la misma marca, el Sonic del 2012. Por primera vez el Toyota Corolla, y sobre todo el Honda Accord, se sacuden de escalofríos…

El Chevrolet Sonic (me sigo sintiendo tentado a llamarle cariñosamente Chevy porque le va mejor, pero el año pasado en GM nos pidieron que promoviésemos distancia y categoría y que nos refiriéramos a los vehículo de la marca como Chevrolet), es el reemplazo del Aveo (foto debajo), a su vez la reincorporación al mercado estadounidense del otrora Daewoo Lanos. Después de años en el mercado, casi nadie sabía cómo se pronunciaba Aveo (creo que ni en la propia GM había un concensus al respecto). Por eso el rebautismo de Sonic.

La panoplia del Sonic es amplia. Se desborda —típico americano— en unos 6 modelos divididos en dos configuraciones; sedan y hatchback de 5 puertas (el hatchaback es mi preferido, pero en este caso mi prueba de manejo es la del LTZ con motor 1.4 de inyección turbo). Los modelos son: LS, LT y LTZ en versión sedan, y lo mismo en el hatchbach. El más barato es el LS sedan, con precio básico de $13,735, y el más caro el correspondiente a mi unidad de pruebas, el sedan LTZ turbo con etiqueta de exactamente $18,845. No hay Sonic de $20 mil…

Se puede acceder al Sonic en dos motorizaciones, ambas de 4 cilindros: una, 1.8, que es la default, y la otra, 1.4 con inyección turbo, que era la que animaba a al LTZ sedan que conduje por una semana en Miami, Florida. Las transmisiones, dos: automática, y manual de 5 velocidades, ésta última la mi LTZ.

 

El motor de 1.8 litros genera 138hp y 125 libras por pie de torsión. El 1.4 turbo iguala la potencia del 1.8, pero lo rebasa en torque, 148. Para cilindradas tan breves, estas son proezas ingenieriles totalmente quiméricas hace 30 años y que hoy son una realidad. Estas cifras hacen del Sonic el más potente del segmento.

¿La eficiencia? El más económico de todo es precisamente el LTZ 1.4, capaz de 29mpg en la ciudad y las hoy añoradas 40 en la autopista. Pero algunos conductores podrían exprimirle hasta 47.

Con un precio de $3.70 el galón, si usted rueda 15 mil millas con este Sonic en particular, gastará $1,682 en combustible.

El motor 1.8, según la EPA, reporta 26 y 25mpg con transmisión manual, y 25 y 38 automática.

El Sonic es un vehículo con techo alto, lo que facilita su ingreso y egreso. Es bastante amplio por dentro. Una persona que mida 6 pies no se sentirá oprimida en las piernas de sentarse en el asiento trasero (tampoco, obviamente, es una limo… al’right?).

La capacidad de carga del hatch en el tercio trasero es de 19 pies cúbicos que crece a 30 al abatir los asientos traseros, y 14 el maletero o baúl del sedan.

La pizarra es hermosa, tiene buen acabado y me complacieron sus botones redondos sobredimensionados —tres; mis preferidos— para el climatizador del aire, así como los dos circulares para la radio —volumen y dial— como tradicionalmente han sido, escoltando los flancos del display.

Ese tablero en general ha sido diseñado con economía, sobria y razonablemente. No es posible pues confundir su operación.

En el caso del hatchback toda la consola puede tener dos colores (arriba), aunque en nuestro caso era toda negra y gris (debajo):

La consola central además ofrece varias oquedades para colocar u ocultar el celular o cualquier otro integrante del aparataje portátil de comunicación y entretenimiento del mundo actual. Mención aparte —elogiosa— merece el módulo del velocímetro, que preferimos mas que describirlo, invitar al lector a que lo contemple en la foto adjunta debajo. Igual puede apreciar visualmente otros detalles del interior como la vestidura y los portavasos —incluso los de los paneles interiores de las puertas— a través de las imágenes, que valen más que mil palabras.

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Por fuera, es más tractivo que el Aveo al que, de un caderazo saca de la escena, y sobre todo es plausible la adopción del grill que caracteriza todos los Chevrolets del momento.
¿Cómo maneja el Sonic? La dirección me pareció lo más encomiable, con un buen balance entre la maniobrabilidad que ofrece para estacionar y su conducta a más alta velocidad. En cuanto a potencia… hmmm, los números están ahí y aseguran como ya indiqué arriba, que es el mejor dotado en ese aspecto… sólo que no lo sentí así. La aceleración no es lo que esperaba.

La presencia de inyección turbo aquí creo que beneficia más a la eficiencia —lo cual es una característica innata de este tipo de alimentación—que a la fuerza. Puede tratarse de falsas impresiones por lo extremadamente, extremadamente, extremadamente suave del embrague —pedal de clutch y palanca de cambios—, al punto que uno no siente el típico espasmo de enganche de autos más potentes y grandes con transmisión manual. En esto, en parte me recordó al Suzuki Reno de hace unos 10 años.

Y un detalle curioso que contribuye a una mejor eficiencia: el Sonic le sugiere digitalmente en la pizarra al conductor cuándo hacer los cambios de marcha. Recomienda irse a quinta aún a unas 30mph. Si obedecemos, sentimos al auto con menos fuerza todavía aunque avanza con decoro… ¡pero las revoluciones —naturalmente—se caen como a mil por minuto!

En resumidas cuentas, El Chevrolet Sonic del 2012 tiene vocación coral: entona la cantata de esperanza junto a sus hermanos de la marca y primos en GM en general, que el gigante de Detroit ha visto otra vez la luz al final del túnel.