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TOYOTA ECHO 2004: Dinámico, asequible y eficiente

por PEPE FORTE editor de i-Friedegg.com/Fotografías del autor


Publicado en LetsTalkCars.com y TheCarConnection.com

Cosméticamente revisado para y desde el 2003 —la edición del 2004 no contempla cambios—, la segunda generación del Toyota Echo hereda su propósito original y se hace eco de sus más elogiosas características. Cuando el Benjamín del line-up de la compañía reemplazó al confiable Tercel en el 2000, los hombres lo encontraban feo... las mujeres, cute. Lo cual es perfecto.
  
Basado en la primera tanda del Toyota Prius —mitad de gasolina, mitad eléctrico, y de mucha más historia de circulación en Japón que en Occidente—, aquel Echo, en diseño, era casi idéntico por fuera al híbrido del gigante automotor asiático, sólo que con un interior más modesto.
  
El Echo es auténtico. Siendo semejante en algunas cifras a su hermano mayor, el Corolla, no propicia sin embargo el temido fenómeno del canibalismo. Es decir, un modelo que devora a otro del mismo fabricante, robándole venta. Tras verlo y conducirlo, enseguida se revelan las diferencias de demográfica. El Echo funciona como un appetizer para quienes se mojan los pies en el arte y la necesidad de la conducción, apelando más aún que el Corolla a los compradores primerizos y a un segmento más joven y funcionalmente activo e independiente. Pero sus conquistas no se quedan en ese estrecho marco. Una vecina al borde de los 70 años, viuda y pensionada que ha tenido auto toda su vida, compró uno. Cuando le pregunté por qué eligió al Echo, me respondió con la simpleza casi empírica de una niña de 8 años: "Porque es barato y yo quería un auto confiable que no fuese complicado. Yo ya no estoy para vanidades, y además, a mis nietos le encanta".
  
El Echo también es ideal como segundo coche o, por lo práctico, para propósitos específicos de trabajo que demanden muchas millas de manejo con economía, como mensajería, venta de seguros, etc.

El flamante Echo combina cambios con la permanencia de sus más notables virtudes. Lo nuevo es básicamente cosa de styling: el grill más escultórico con el emblema oval de Toyota al centro. Los bumpers y los faros delanteros y traseros también fueron rediseñados más coherentemente —los segundos ahora incluyen indicador direccional amarillo—, y la bóveda para la placa fue mudada del parachoques a la tapa del baúl, lo que no sólo permite una rápida identificación en la calle del Echo actual, sino que, definitivamente, lo hace mucho más bello en su second time around.
  
La longitud del coche fue incrementada en 1.6", igualmente dividida entre el tercio delantero y el tercio trasero, hecho que conserva sus proporciones. El baúl es amplio y accesible, que no es lo mismo una cosa que otra, y a menudo no vienen juntas. Diríase que es enorme para un auto de su talla: 13.6' cúbicos, y aún así, el asiento trasero del otro lado del tabique es 60/40.
  
Prevalece en este nuevo eco del Echo su perfil alto, lo que se traduce en gran espacio interior, sobre todo para lo que se conoce como head-room (se puede conducir con un sombrero de copa, lo que pondría verde de envidia a los célebres taxis negros londinenses). Sienta cómodamente a 5 parajeros, y el acceso es tan fácil como en un sedán de más tamaño y hasta en un SUV o una minivan.
  
Lo primero que atrae la atención de esta área es el reloj principal en el centro de la consola como se vio en ciertos autos de los años 50 —que en este caso fue heredado del original digital del Prius—, inclinado hacia el conductor. No es más bella que la "normal" de detrás del volante, pero por lo razonable que resulta esta ubicación, lo menos que uno piensa es que así deberían ser todo los automóviles (la solución ha tenido eco en el Saturn Ion y en el Toyota Scion). Claro que se siente... raro ese desierto detrás del timón, pero supongo que no tanto si uno tiene más de 60 años y alguna vez abordó un Studebaker de 1953.
  
El conjunto de instrumentos es económico, simple, casi simétrico y de una ergonomía ejemplarizante incluso para Volvo. Aunque se puede tener opcionalmente un Echo con cierto nivel de halagos eléctricos dentro, el protagonismo de las funciones manuales resulta más coherente con su status de economy-car. Personalmente, creo que el encanto de este coche radica en su receta más diluida (no olvide que al sumar agregados, el precio puede ascender desde la bagatela de unos 10 mil verdes hasta más de 14). Aún así, si un cliente desea hacer retumbar su Echo más visualmente, puede optar por un paquete de mejoras que incluye ruedas de 15", spoiler trasero, neblineros, manijas del color del auto, badanas antibarro en las ruedas delanteras, molduras laterales y acentos en cromo dentro.


  

Otro aspecto plausible del Echo: su prolija capacidad de almacenamiento interno. Como que para hacer eco, el auto está lleno de oquedades para colocar toda la parafernalia de vademécums del tercer milenio, esa interminable relación de objetos que hoy llevamos con nosotros a dondequiera: celulares, palm-pilots, calculadoras, bolígrafos, espejuelos, carteras de mano... you name it.
  
Durante la semana de prueba, el par de huecos que escoltan cada lado de la consola central los usé para mi celular y las gafas de sol. Los amplios bolsillos para mapas en las puertas mi hijo de 14 años los dedicó a CD-R's de música horrible y a paquetes de french fries, mi sobrino de 7 llenó de crayolas la gavetas bajo el asiento delantero, y mi esposa no dudó en atiborrar la guantera —doble, por cierto—, con su arsenal de cosméticos. Resta todavía un espacio abierto debajo del volante que albergó con resignación de mártir la cuarta edición de un diccionario japonés-turco que un amigo me regaló como rareza —¿lo va a discutir?—, por esos días...   
  
¿Cómo se siente el Echo? Con vocación para la vivacidad. De naturaleza escapista, parece resistirse a trabajar 'en baja' y fácilmente puede dejar tras de sí su propio eco, para llegar con pasmosa indolencia a las velocidades ilegales. Como el Corolla, alcanza las 60mph en unos 8 segundos, aunque se siente menos poderoso que aquél. Es el commuter perfecto para lo cotidiano y tejer fluidos cambios de senda en los embotellamientos de la hora pico. De ser obligado a definirlo con una sola palabra, diría que el Echo es urbano.
  
En las dos versiones de que se puede disponer (de 2 ó 4 puertas), el vigor del Echo proviene del motor estándard DOHC de 4 cilindros en línea de 1.5-litros y 16 válvulas. Esta planta de aluminio produce 108 hp y 105 lb', con un rendimiento de 35-mpg en la ciudad y 43 en la carretera, toda una bendición atendiendo a los actuales precios de la gasolina (el tanque tiene capacidad de unos 12 galones). Otra buena razón para su autonomía es el peso: registra sólo 2095 libras en la romana.
  
Dotado de la tecnología Variable Valve Timing w/intelligence (VVT-i), el motor del Echo posee también el Sistema de Ignición Directa de Toyota que elimina el distribuidor. Es muy eficiente en velocidades bajas y medias y en la aceleración intermitente de la ciudad. Se le puede tener con transmisión manual de 5 velocidades, pero recomiendo la opcional automática de 4 que garantiza un ágil desplazamiento en la urdimbre de circulación de un lunes al final de la tarde.
  
A pesar de su estatura, el ruido del viento no llega a niveles intolerables, aunque a alta velocidad, precisamente por su perfil elevado y poco peso, es relativamente susceptible de leves derivaciones de curso y sacudidas al enfrentar las corrientes o el embate de la masa de aire de un vehículo de gran talla que cruce en sentido contrario. Pero ello no significa que sea inseguro: la US National Highway Traffic Safety Administration otorgó al Echo 4 de 5 estrellas en impacto frontal o lateral, lo cual no es nada despreciable (a propósito, esas cuatro estrellas significan que la posibilidades de daño físico a los pasajeros en las citadas colisiones van sólo de un 6 a 10%).
  
Y, hablando de seguridad, entre las reglas de norma y las opcionales, posee bolsas de aire duales frontales, frenos ABS, vigas en las puertas, y cinturones de seguridad de tres puntos con pre-tensores y limitadores de fuerza.
  
Resumiendo, el Echo es un sub-compacto dinámico, con gran capacidad de carga y fácil acceso. Un coche de bolsillo, tal vez la "alternativa americana" al Smart que rueda en Europa —hasta que éste llegue a Estados Unidos—, ya que la dosis de austeridad automovilística del consumidor de Nortemérica es más alta que la del resto del mundo. Una ganga que se puede obtener con la garantía de rendimiento y confiabilidad de Toyota, en un paquete de amenidades discreto pero divertido... tidooo... tidooo... tidooo...
   (Es el eco...).