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Una nueva mirada arroja otras luces... y otras sombras.

por PEPE FORTE/Editor del canal de autos de iFriedegg.com, y conductor del programa radial AUTOMANIA por WQBA 1140 AM en Miami, Florida, una emisora de UNIVISION RADIO, domingos a las 12:00pm ET.

Posted on Summer 2012.

 

No es un secreto que, generacionalmente, todos los autos se parecen. En cuanto a styling, existen grandes puntos de contacto y una especie de hermandad —acaso indeseada— en silueta, entre los Chevrolets, Fords y Chryslers de década en década, de los años 40, de los años 50, 60 y 70, del mismo modo que en los 80, 90 y en el presente, definitivamente, se parecen entre sí los Toyotas, los Hondas y los Nissans. Sin embargo, de tanto en tanto, hay vehículos en particular que, cual nos gusta decir, se apartan de la manada. Uno de esos autos es el Lincoln MKT.

Hemos estado al volante del fabuloso Lincoln MKT varias veces. La primera de ellas en su propia cuna, en Dearborn Michigan, en un evento muy inclusivo de Ford, donde pudimos probar su sistema de estacionamiento autónomo en paralelo y reversa; más tarde en la presentación del coche en Miami, luego como parte de la rotación semanal de autos que probamos por 7 días y, recientemente tuvimos el placer de sentarnos en él en un ciclo así, para probar el modelo del 2013. En todas las ocasiones el vehículo fue referido a la audiencia del editor de este website, en el programa radial semanal AUTOMANIA por WQBA 1140 AM, una emisora de Univision America, que conduce él mismo.

Empero, como pasa cada vez que entramos en contacto con un modelo en particular aparecen nuevos gustos y viejos disgustos... o al revés.

Disgustos… comenzaremos por ellos, porque son pocos.

El primero, el infotaiment MyLincoln Touch que, de arrancada la primera vez que lo vimos, nos pareció espectacular. Y, en verdad, tecnológicamente hablando lo es. Pero ahora ya no nos sentimos deslumbrados por él, sino todo lo contrario; se trata de un sentimiento común entre muchos colegas del universo del periodismo automovilístico.

Tenemos que reconocer su versatilidad y su afán de presentar un modo de manipulación nuevo, distinto, revolucionario… y en realidad así es. Pero al hacerlo se distancia mucho de la lógica de uso, incluso en operaciones tan simples como subir el volumen de la radio, lo cual puede llegar a convertirse entonces en irritante… a pesar de la belleza de su diseño.

Hay que acostumbrarse a este sistema, y la verdad es que después que se logra, entonces no parece tan inmanejable, pero exige un proceso de familiarización sin el cual no se tiene éxito al operarlo. Y tampoco llega a ser lo exasperante que es para quienes tienen más de 60 años el audio de un Audi.

Hice la prueba entre familiares y amigos, y en el primer enfrentamiento pocos de ellos razonaron —o descubrieron, que ésa es la mejor forma de describir el asunto— cual ya citamos, cómo se trabaja el volumen del audio o cómo se incrementa o disminuye el ventilador del aire acondicionado, lo que se hace deslizando horizontalmente el dedo a la izquierda o a la derecha sobre una relieve delgado, cromado.

Igualmente, los botones para muchas de estas funciones son tan diminutos como un LED, lo cual dificulta usarlos, y su toque debe ser leve. Frustra…

Ford ha recibido muchas críticas por este sistema y ya lo ha mejorado en su segunda generación que, sin embargo, desde nuestro punto de vista conserva todavía mucho del concepto original.

La visibildad trasera lateral —es decir, en ángulo— tampoco es muy buena. Pero quitando de en medio este par de críticas, el resto de lo que ofrece el MKT son las satisfacciones que se han de esperar de una marca Premium como Lincoln.

El MKT es todo lujos, bellezas —includo el aún mortificante infotaiment—, sofisticación y complacencias. Un auto que ajusta automáticamente y con gran eficiencia las luces largas de noche para no deslumbrar al automovilista que se aproxima en dirección contraria en la carretera o una calle oscura y que, como ya mencionamos, se estaciona por sí solo de marcha atrás de una manera tan perfecta que sólo Hollywood podría superarlo.

Con la desaparición del Lincoln Towncar, los ejecutivos en Ford creen firmemente que el MKT será el vehículo base para las limusinas. Por décadas, las carrozas fúnebres se han basado en Cadillac, mientras que las limusinas, —masivamente, porque las hay nacidas de una infinidad de otras marcas en excepción— han sido cosa de Lincoln, específicamente a partir del Towncar. Se trata de una necesidad estratégica de Ford que Ford no debe ignorar, o ese mercado irá a parar a la rival Cadillac (a propósito, nos parece que el MKT también hace espectacularmente de hearse).

El MKT tiene madera para limo, pero a veces creemos que ha sido un error de Ford, en ese aspecto, o bien eliminar el Towncar, o bien no haberle provisto de un reemplazo. Veremos.

Según se esperaba para el 2012 o el 2013, el MKT sería refrescado con un cambio en la parilla y en las luces traseras, mientras que su rediseño no llegue hasta el 2014, según se puede consultar en la Bola de Cristal de Lincoln en la sección de autos de este mismo website.

Para el 2012, el MKT descontinuó la transmisión AWD e hizo una reducción de precio de alrededor de $3 mil dólares para el modelo dotado del motor EcoBoost, pero ahora vuelve esa transmisión.

En realidad sólo hay dos MKT's: el "regular", y el EcoBoost. Este fue el que ahora probamos por una semana.

Para el 2013, aunque esencialmente sigue siendo aún el mismo vehículo —y todavía aplaudimos esta realidad—, el MKT registra un número de cambios. Ahora está disponible con motor V-6 dobleturbocargado que genera 355hp y 350 libras por pie de torque, que adquiriera ya en el modelo del 12. Este es el EcoBoost, una serie nueva de motores de Ford cuya premisa es que éstos poseen la potencia de una cilindrada superior, con la eficiencia de una cilindrada inferior. Esta planta, V-6 de 3.5 litros, hace 16mpg en la ciudad y 21 en la autopista, y 18 combinadas. Y acelera hasta las 60mph en 6.3 segundos.

El MKT estándar se apoya en otro V-6, un 3.7 litros, que para el 2013 deja detrás los 268hp y 267 libras por pie de torsión, para trepar a un incremento de caballos hasta un total de 300. Esta planta está conectada a transmisión automática de 6 velocidades, y tiene una eficiencia de 17mpg en la ciudad, y 25 en la carretera —2 millas más en este último sector que en el motor del año pasado—. De tener que elegir, nuestra opción sería el motor EcoBoost, y tan entusiásticamente, que no vemos razón ya para mantener a bordo de este crossover esta planta de 3.7 a pesar de su incremento en potencia. Pero Ford Motor Co. prefiere complacer a sus clientes con opciones.

En el modelo dotado del motor EcoBoost la suspensión es adaptable.

En cabina, el MKT 13 ha sido actualizado en los asientos, el volante y los relojes (el timón es térmico).

Los materiales y el diseño interior del MKT 2013 son a todas luces de calidad y respiran un estilo classy.

Los asientos de la segunda fila adquieren ahora los cinturones de seguridad inflables, añadidura que estrenara la más reciente edición del Ford Explorer. Y ya que citamos un detalle de seguridad, en este acápite el T del 13 sumó el Lane Departure Warning, un sistema que alerta al conductor si éste invade negligentemente una senda contigua.

La segunda fila de asientos —que tiene sólo dos butacas porque como en los coches de auténtico lujo los separa una consola utilitaria que puede incluir una nevera integrada—, es como el volante, térmica.

El MKT cuenta con tres filas de asientos. Esta última es abatible eléctricamente, para un mayor espacio de carga. Éste, by the way, podría ser más amplio, pero el diseño de vertiente de la puerta trasera le resta volumen.

Mas el cambio más significativo del MKT en el 2013 es que perdió su parrilla risa de estentórea risa sardónica a lo tiburón Bruce de la película de animados Nemo, porque ahora las barras son más finas. Lo mismo ha hecho el sedan MKS.

Otras del MKT 2013: Aros de 19 ó 20 pulgadas, lámparas delanteras regulables de gas Zenón, magnífico sunroof, pedales de altura ajustable, WiFi móvil, cámara para la marcha atrás, radio satelital, conexión telefónica Bluetooth, sonido de alta calidad con 8 altavoces y puertos USB.

A pesar de todo esto, el vehículo se ha vuelto criticado por un grupo de los periodistas automotrices, y entre las censuras más comunes está su baja línea del techo que compromete el llamado headroom (espacio para la cabeza) y su diseño estrambótico. Pero del mismo modo que señalamos arriba aspectos del MKT que no nos complacen, en general seguimos insistiendo en que justamente por ser distinto, eso es lo que lo hace atractivo.

Mas no debemos ignorar que la gran legión de prospectos va por la llamada mentalidad de rebaño en lo que respecta a consumismo y no es la primera vez que vehículos tan especiales en forma como el Chrysler Airflow en 1934 y el Pontiac Aztek a finales de los años 90, resultaron en verdaderos fiascos comerciales porque se alejaban en mucho de los patrones estilísticos comunes.

Los detractores del MKT citan como más degustables a rivales como el Buick Enclave y el Lexus RX350. Posiblemente lleven razón al citar al Buick…

A nosotros, en general, el Lincoln MKT nos parece un crossover placentera y satisfactoriamente distinto, con personalidad propia hasta una exclusividad innegable. De hecho, de los tres crossovers o SUV's que Lincoln tiene en el mercado —los otros dos son el MKX, que es el primo hermano del Ford Edge, y el Navigator (cuyo futuro es incierto), la versión suntuaria del Ford Expedition— el MKT es nuestro favorito. Tiene que ser así porque somos apenas un punto menos que fanáticos de su pariente, el cuadrado Ford Flex, sobre cuya arquitectura ha sido erigido. En cabina el T es un coche exquisito e inequívocamente lujoso, que se conduce de maravillas. El cansancio después de horas tras su volante parece ser una absoluta imposibilidad. Sí, definitivamente, a pesar de algunos pesares, el Lincoln MKT nos gusta…

Nuestra sentencia: El crossover de Lincoln es culpable de lujos y de una conducta de rodaje de nivel, y así está en nuestra lista —y no negra— personal de los vehículos que nos satisfacen. Y… ¡pum!, golpe de mallete.

El precio comienza alrededor de los $44 mil dólares, pero nuestra unidad de pruebas costaba $58,000.