click on header to return to BITACORA/EN ROUTE index
 

Un recorrido de alrededor de unas 700 millas tan sólo del punto A al punto B y luego de vuelta al A.

Visitamos Bodega Bay en el área de San Francisco y el Queen Mary en Long Island
100ºF en la carretera 198 al pie del Valle de San Joaquín
Condujimos por la 5 hacia San Francisco, y por la 1 hacia L.A.
La Pacific Coast Highway es sin duda la carretera más bella de los Estados Unidos
El tiempo de manejo en la Interestatal 1 dobló el de la 5
Qué agradable coincidencia de nombres hispanos: Santa Fe sirvió de puente entre San Francisco y Los Angeles...
El SUV mediano de Hyundai salió airoso de esta prueba de carretera... tanto, que nos lo queríamos llevar a China; ¿por qué..?

Por: PEPE FORTE editor de i-friedegg.com

Todas las fotografías son del autor

Entre el 3 y el 6 de septiembre del 2008 hicimos un recorrido espectacular a bordo de un Hyundai Santa Fe, antes de partir a la China desde Los Angeles, California.
 
El viaje, redondo, comenzó justamente en L.A., rumbo a San Francisco, para volver de nuevo a nuestro punto de partida, y sirvió para hacer una formidable prueba de manejo al Santa Fe, en este caso un modelo 2008, un SUV sobre el cual, cada vez que estoy tras su volante, se acrecienta mi admiración y respeto por él

En las largas horas de conducción entre L.A. y San Francisco, y luego de San Francisco a L.A., primero de manera expedita por la veloz autopista No. 5, y posteriormente en el viaje de retorno por la inigualablemente bella Interestatal 1 —cada una de estas carreteras con sus propias imposiciones—, el Santa Fe enfrentó con igual decisión los tramos largos a la más alta velocidad regulada por la vía mayor y luego, gracias a su tracción AWD, se condujo muy bien en las curvas y pendientes de la Pacific Coast Highway.

Comienza el viaje a San Francisco
Después de llegar alrededor del mediodía a LAX, el Aeropuerto Internacional de Los Angeles en California, en vuelo desde Miami, Florida, con escala en Atlanta, inmediatamente procedimos a bordar el shuttle que nos dejó en  las oficinas de Specialty Transport en la Costa Oeste, donde su amable staff nos entregó el Santa Fe en estado impecable para hacer la prueba que nos ocupa. La coordinación inicial fue hecha desde Miami por Johnny Tapanes, manager de la sucursal regional de STI en Miami.

Tras la gestión, muy breve, casi inmediatamente manejamos en Los Angeles para acceder a la Autopista No. 5,con tal de llegar a San Francisco lo más rápidamente posible y agotar así un recorrido de unas 380 millas. Nuestro propósito era llegar todavía con luz de día a San Francisco.

El paisaje que ofrece la Autopista Interestatal 5 es totalmente distinto del que se ve en la Pacific Coast Highway... es más desértico, pero no por ello resulta menos interesante...

No porque sea una autopista de velocidad y mucho más "tierra adentro", la I-5 deja de ofrecer sus atractivos, pero sin duda se trata de dos franjas viales contrastantes, por el entorno que las envuelve. Una —la 5—, es más plana, de paisajes más secos, terrosos, cuasi desérticos a menudo, y calurosa aún para esta época del año —en un momento del viaje, el termómetro de temperatura exterior del Santa Fe indicó 100º—; la otra, la I-1, con el mar como escolta en el borde Oeste, es fresca y por momentos fría, con acantilados y vegetación de bosque como decoración en la otra orilla, y una luz azul que la barniza.

Un "paisaje energético" en el área de Coalinga, donde almorzamos a deshora.

Poco después de la mitad del camino, al pie del Valle de San Joaquín, abandonamos la 5 para emprender ruta por la 198. En la bajada 334 dejamos momentáneamente nuestro curso Norte para torcer a la izquierda —hacia el Oeste— y, unos minutos más tarde nos deteníamos a almorzar en el poblado de Coalinga, aunque habían pasado horas desde el meridiano. 

Concluido este lunch a deshora, proseguimos por la 198, pero no mucho más, pues casi enseguida retomaríamos de nuevo nuestra orientación Norte otra vez en una bifurcación a la Carretera 25. Conduciendo por la 25 fue que llegamos a San Francisco, haciendo escala antes en Hollister.

No puedo eludir el hecho de que mi día había comenzado muy temprano en Miami, de donde partí al amanecer para volar unas 7 horas —7 horas y no 5 como habría correspondido a un vuelo non-stop, porque hice cambio de avión en Georgia—, y que ahora mi organismo registraba tres horas de atraso respecto de la costa occidental, y que ya he conducido unas 380 millas en unas 6 horas al volante. O.K: sólo un vehículo tan dócil y con tan magnífica posición de manejo como el Hyundai Santa Fe pudo espantar los fantasmas del cansancio, la fatiga y el sueño que como antecedentes acumulaba en mi cuerpo y en mi psiquis.

Detallemos al Santa Fe
Un año después de su rediseño, el Santa Fe añade algunas características ahora standard y de más alto nivel, como el sistema de navegación Satelital o GPS, que tanto se le había reclamado a Hyundai, y que nos vino de perillas para el periplo.

El nuevo Santa Fe creció 7 pulgadas en largo, y ahora con una fila más de asientos, sube su capacidad de transporte a 7 pasajeros. ¿Las medidas?: 184" de laongitud; 74.5 de ancho, 68 de altura, y 106 de espacio entre ejes.

Nuestra unidad de pruebas fue la superior, etiquetada como Limited, que incluía asientos de piel con diversas posiciones eléctricamente ajustables, sunroof, radio satelital XM —en el que estuvimos escuchando todo el tiempo el Canal 7 con música de los 70—, estéreo con sonido Infinity de 10 alatavoces y 605 watts, sistema de entretenimiento para las butacas traseras y climatizador automático dual. Lo mejor de todo es que estaba dotada de transmisión AWD.

Exteriormente el vehículo ha ido ganado en refinamiento. Posee neblineros, y se ubica visualmente muy bien entre el hermano menor, Tucson, y el hermano mayor que integra la nómina de los SUV’s de lujo, el Veracruz.

En San Francisco
Llegamos a San Francisco casi oscureciendo —sobre las 7 de la noche, pero es hora de verano todavía y disponemos de la visibilidad del sol al ocaso que nos permite la costa Oeste— y, antes de hallar un hotel y "sacudirnos el polvo del camino", nos fuimos directo a ver el Golden Gate Bridge, a punto de la penumbra, pero por la parte de arriba en el Este.

La primera cena en San Francisco fue casi otro almuerzo, muy a la americana: ¿Qué si no hamburgers y french fries puede ser la mejor opción en el emblemático Mels Drive-In?

Al día siguente, aprovechando la primera luz fuimos a la cita obligada de todo visitante a San Francisco, al Golden Gate —otra vez—, pero ahora desde abajo, a captar con la cámara fotográfica la imagen que todo el mundo por décadas ha atrapado.

El resto de la mañana la invertimos en el Fisherman's Wharf, esa plaza de mercado y entretenimiento, activa e interesante como siempre. Este sitio no sólo es un trepidante punto de atracción turística, sino parte viva del funcionamiento de la ciudad.
Desde la costanera se divisa la mundialmente famosa cárcel de Alcatraz, hoy convertida en museo.
Al mediodía decidimos dejar Fisherman's Wharf —para volver en la noche— y conducir hasta Bodega Bay. Eludimos Napa Valley —ya lo había visitado justamente más temprano este año—, y tampoco recorrimos el Barrio Chino —visto también en ese viaje— porque... ¿para qué ver la "copia" si en apenas 48 estaríamos en el "original", aterrizando en Beijing?
Con el Santa Fe visitamos Bodega Bay (arriba), no sin antes pasar por Sausalito. Fue en Bodega Bay donde Alfred Hitchcock filmó la película The Birds ("Los Pájaros"). Debajo, una imagen del área:
San Francisco es una ciudad que vibra de color y alegría.
Los famosos Cable Cars que remontan las escarpadas calles de San Francisco, perdieron hace tiempo casi totalmente su función de transporte público para quedar fundamentalmente como atracción turística.
Junto con New Orleans, en Louisiana, San Francisco ostenta el llamativo sello de sostener una red de tranvías clásicos (arriba). En la imagen debajo, un legendario Brill:
Antes de "poner proa" a Bodega Bay, visitamos otro punto ineludible de esta bella ciudad: La zigzagueante calle-jardín "Lombart" (debajo):
En la noche regresamos a Fisherman's Wharf, donde cenamos y vimos desde allí parte de San Francisco, ya con la iluminación nocturna.
De regreso de Bodega Bay, ya oscureciendo, paramos en la otra punta alta del Golden Gate para verle desde el segundo ángulo en que también es famoso y que sería un sacrilegio turístico evitar. Pudimos verle a la luz del crepúsculo (arriba) y más tarde, ya totalmente de noche (debajo):
En nuestra visita nocturna de despedida a Fisherman's Wharf, cenamos en un restaurant de carnes a la brasa (arriba). Muy cerca de allí, acecha la gran tentación de un fulminante ataque de chocolate (debajo):

Al próximo día, temprano en la mañana, emprendimos el viaje de vuelta en ruta Sur hacia Los Angeles, a través de la cautivadora Pacific Coast Highway.

El Santa Fe por dentro
El nuevo Santa Fe es más espacioso por dentro y continúa siendo fácil de adquirir, pues se mueve en un bracket de entre $20,000 a $30,000, lo cual es un magnifico precio por todo lo que ofrece.

Viene en dos o tres filas de asientos. Nuestra unidad de pruebas carecía de la tercera fila opcional, que elevaría la capacidad a 7 pasajeros. Así que no tuvimos que abatir una tercera bancada con tal de procurar más espacio de equipaje en el tercio trasero de carga. Viajábamos sólo mi esposa y yo, y allí acomodamos perfectamente las valijas necesarias para un viaje internacional de más de dos semanas, además de mi parafernalia de equipo fotográfico y de video.

No es primera vez que me siento tras el timón del Santa Fe; lo he estado haciendo casi todos los años desde que debutó en el mercado norteamericano como el primer SUV de Hyundai. De manera que no se trata de un vehículo desconocido para mí… excepto que ahora estamos hablando de una prueba de carretera en larga distancia y de varios horas seguidas de conducción.

Al volante del Santa Fe se puede estar horas sin que asome el cansancio: la posición de manejo es muy cómoda.

La botonería de la pizarra es racional, está bien ubicada y es de fácil acceso. Las butacas están bien cortadas, las posición de manejo es ergonómica y —muy importante para mí— es un vehículo de buena visibilidad a través de su cristalera. Tampoco es ruidoso dentro.

En el apartado de seguridad, el Santa Fe posee seis bolsas de aire, frenos ABS, Control de Tracción, Control Electrónico de Estabilidad y monitoreo de presión de aire en los neumáticos

Pacific Coast Highway
Señalizada en el Atlas de Carreteras de EEUU como la Autopista Interestatal No.1, considerada la faja víal más bella de Norteamérica, también es conocida como Pacific Coast Highway. 

Según se avanza de tramo en tramo, cambia su estilo y ambiente. La "1" va siguiendo el contorno de la costa Oeste de Estados Unidos en California entre Los Angeles y San Francisco, balconeando al Océano Pacífico, aunque por momentos se aparta de la costa. La ruta ofrece los más hermosos paisajes marítimos, acantilados y tentadoras playas, aderezados con la orografía y vegetación sobre todo de coníferas, que crece del lado contrario de la carretera. Nuestro cruce, a principios de otoño como ya hemos advertido, nos regaló una temperatura fresca,  a menudo fría —en contraste con la vaporosas de dos días antes en la 5—, y el recorrido tuvo una agradable mezcla de sol con magníficos cielos azules y también nubosidad, a veces baja, que cruzaba la autopista.

 

Una de las primeras paradas que hicimos temprano en la mañana tras salir de San Francisco camino a Los Angeles, fue en este curioso pub al mejor estilo londinense, en la zona de Half Moon Bay. El motivo del alto fue puramente fotográfico (foto encima y debajo):

Con qué se mueve el Santa Fe
El Santa Fe del 2008 ya se fabrica en la misma planta HMMA de Montgomery, Alabama, donde se ensambla el Sonata, que tras la inauguración era el único auto que se hacía allí. He tenido la oportunidad de visitar la instalación dos veces, y ahora, al volante de un Santa Fe dado a luz allí, me preguntaba si acaso esta misma unidad que tengo entre mis manos la vi circular por las líneas de montaje en estadío embrionario cuando en la primavera de este año realicé mi segunda visita a la fábrica.

Aunque  se ofrece en dos motorizaciones —ambos V-6—, nuestro Hyundai estaba equipado con el motor más grande de 3.3 litros, capaz de generar 242hp, acoplado a transmisión automática de 5 velocidades

Continuando al Sur por la I-1, a unas 50 millas de San Francisco, se alza el faro de Pigeon Point, que con sus 115 pies de alto ha estado iluminando a los marinos del área desde 1872.
El Santa Fe con el 3.3 se siente vivaz, desenvuelto, de ágil aceleración y de rodar suave, no como un deportivo utilitario de rudo proceder, ansioso por salirse de la carretera para emprenderla en terreno severo. Habla lenguaje urbano. Nosotros no necesitábamos otra cosa. Y esta bella carretera no sólo es un deleite a la vista, sino muy recompensadora al manejar, porque ofrece todos los ingredientes para probar a fondo un vehículo: pendientes, bajadas, curvas rectas... y climáticamente nos brindó un cóctel de condiciones que ya comentamos arriba. Fue un verdadero placer conducir el Santa Fe por allí.

Paramos a almorzar en Lucia Lodge (arriba), un plácido restaurant con una terraza al aire libre (foto debajo) que se extiende con su piso de madera sobre la ladera de la montaña. La vista desde allí es bellísima. También es un motel. La instalación se encuentra en una tramo de la Interestatal 1 que se llama Cabrillo Highway, entre Seaside y Morro Bay.

La "1" no es para andar de prisa, sobre todo para los primerizos en ella, porque presenta tantos atractivos que nos hace parar y parar en el afán de admirarla. Nos tomó el doble de tiempo la bajada que la subida: poco más de 12 horas...

Llegamos a L.A. de noche a pesar de que habíamos abandonado S.F. muy temprano. Curiosamente, habíamos completado un viaje entre San Francisco y Los Angeles, usando un vehículo que los unió, cuyo nombre es Santa Fe...

El legendario trasatlántico de lujo Queen Mary, convertido en hotel fijo en Long Island desde hace años, está anclado junto a un veterano submarino de la era soviética, de nombre "Escorpión Ruso".

La próxima mañana, antes de devolver el auto y dirigirnos luego a la Terminal de Salidas Internacionales Tom Bradley de LAX para volar al mediodía a China, hicimos una rápida visita a Long Island para ver el Queen Mary. Casi 20 horas después aterrizábamos en Shanghai...

En las alrededor de 15 horas de vuelo que pasamos en la clase económica de un Airbus 340 de una aerolínea china, tuvimos todo el tiempo del mundo para reflexionar y llegar a la conclusión de que ojalá hubiésemos podido cruzar el Pacífico al volante del Hyundai Santa Fe...

Ya nos veremos en la siguiente aventura de carretera. Gracias por viajar con nosotros...