click on picture above to return to JEEP's index
 

PATRIOT:
Esencia económica de JEEP

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA que se transmite
ccada domingo de 12:00pm a 1:00pm ET por WQBA 1140 AM,
y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes de 5:00pm a 6:00pm ET,
por WAQI 710 AM, ambas emisoras de UNIVISION AMERICA,

Posted on Aug.12/2012

Seguramente me ha escuchado decir o escribir varias veces que el Jeep Patriot se tiene que ir…

Hmmm…

Por eso hay que conocer a las personas —es decir, a los carros— antes de hablar de ellas. Es lo que me pasa cada vez que “trato” al “patriota” de Jeep, pues tras esto cambio de opinión —por lo menos un poco—.

Mi sentir al respecto —la de go away, Patriot— es la misma que tenía del Compass y hasta del Commander... de éste último, a pesar incluso de ser un SUV cautivador. Y era muy fuerte en este servidor esa convicción en los tiempos de la crisis de Detroit, que terminó con la bancarrota de GM y —¿no te lo dije?—, de Chrysler.

Mi proyección genocida respecto de Jeep, —léase reducir su paleta de vehículos al mínimo—, nace no de otra cosa que de mi inmensa admiración y gusto por ésta, del mismo que uno hace cortes en esferas de la vida o aboga por eliminaciones, cierres y clausuras, con tal de salvar o perfeccionar lo que se aprecia. Total, todo ese dale que dale de nuestro lado, y resulta que le que se va es el Liberty

El Jeep Patriot —for sure— no es el producto más tentador de la compañía, ni uno descollante en el segmento. Entre su rivales del nicho hay vehículos más elaborados y hasta más bellos. Pero una vez al volante del Patriot se descubre que este SUV compacto tiene su gracia, su sabor, y que probablemente estos valores provengan directamente de un sentido de sequedad y de economía de este modelo dentro de la estirpe de Jeep. Y entonces es que uno comienza a considerar un perdón presidencial —como al pavo de Thanksgiving— o una moratoria de vida para el vehículo… en tanto no nos llegue un e-mail de la piortavoz de Chrysler, Lisa Barrow, que indica que sus niveles de venta no son tan patrióticos que digamos.

Hemos manejado varias veces al Patriot. De los modelos en que se puede disponer de él, en sentido ascendente hallamos el Sport, cuyo precio básico es de $15, 995; el Latitude, que arranca en $19,745, y el Limited, que empieza en $23,560, y de ellos nos hemos sentado por una semana en el primero y el segundo. En este review verán imágenes indistintamente de los dos.

El Sport, aún en su economía de recursos —bien plain, con transmisión manual y ventanillas manuales— es tolerable. Nuestra elección, de tener que adquirir uno, es el Latitud, porque aún sin haber probado el Limited nos parecen exagerados ciertos mimos como butacas de piel para un vehículo que no necesita malcriadeces de ese tipo y, por otro lado, con el precio de entrada por encima de $23 mil como citamos, se puede acceder a un producto más elaborado no sólo en marcas ajenas, sino dentro de la propia Jeep; Jeeps que particularmente dan más satisfacciones y son más divertidos, como el Wrangler, que se ofrece por alrededor de $22 mil, en su versión elemental.

Ahora, lo bueno del Patriot es que a pesar de sus brevedades, con un paquete añadido para actividad off-road, puede ser seriamente un vehículo de este corte.

Con los niveles de eficiencia que los motores de 4 cilindros ofrecen hoy, el Patriot no es un paradigma de autonomía, pero sus 21mpg en la ciudad y 26 en la autopista con la planta de 2.4 cilindros distribuidos en 4 cilindros, pueden aspirar a medalla de bronce. Hasta ayer por la tarde, un cuatro en línea de Jeep hacía 15mpg urbanas.

Este motor, en el Latitud que probamos, y que genera 172hp de potencia y 165lb por pie de torsión, acopla en el caso de la transmisión automática a una continuamente variable, que se nota enseguida que es de ese tipo. A pesar de que reconocemos sus virtudes, personalmente aún así no es nuestra favorita. Sin embargo aquí sí nos gusto.

Esta CVT es la responsible de exprimirle una millitas más de eficiencia al 2.4 que mueve al Patriot. Trabaja con fluidez, y no es ruidosa —es decir, no hace ruidoso al motor, lo que más odiamos—, pero tampoco espere una súper aceleración

El vehículo se ofrece en el paquete "Freedom Drive I", que garantiza transmisión AWD. El "Freedom Drive II" es la otra variante más en el gusto tradicional de tracción en las cuatro ruedas, más capaz para performance serio sobre terreno abrupto.

La transmisión manual es de 5 velocidades, con la palanca bien ubicada en altura y un pedal de clutch amistoso, buena mezcla entre suave y tenso, aunque más lo primero que lo segundo.

La CVT ha sido recalibrada para el 2012, así como la suspensión y la dirección.

El Patriot Sport del 2012, como el Latitude, también cuenta con otro motor de 4 cilindros, más pequeño, un 2.0 que produce 158hp y hace 23mpg en la ciudad y 27 en la carretera.

Aún en el Sport, el Patriot trae aros de 16 pulgadas, neblineros y baca —raíles sobre el techo para carga—, indicador de temperatura exterior, botones para el audio en el volante y retrovisores térmicos. A partir de aquí, el Latitude amplía su latitud, y al igual que Limited, ambos van agregando detalles, entre ellos aros de aleación de 17 pulgadas, frenos de disco en las cuatro ruedas, vestidura de piel como ya citamos, asiento eléctrico para el conductor, ignición remota y climatizador automático.

Como buen vehículo norteamericano, estas características se pueden combinar entre uno u otro modelo, especialmente en el del medio y el superior.

Es agradable manejar el Patriot, aunque es de cabina ruidosa y detrás, el tercio de carga no es muy generoso en capacidad. Nuestra típica mudanza émula de un caracol que llevamos a la playa en el verano de Miami donde vivimos, logramos ejecutarla en el Patriot, pero un poco apretadamente. Con 23 pies cúbicos de carga detrás de la fila trasera de asientos, y 53.5 con éstos abatidos, el Patriot es significativamente más magro en este aspecto que competidores como el Honda CR-V y el Subaru Forester. El Patriot es entonces un maestro en esa frase de las apariencias engañan: se siente más potente que lo que dicen sus cifras de HP, pero carga menos de lo que su tamaño sugiere. Apenas unos días antes el maletero de Hyundai Azera resultó más espléndido para la operación.

La cabina es discreta, esencial, y ahora tiene materiales más blandos. La consola central ofrece botones redondos y de talla lo mismo para la radio que para el climatizador. Un aplauso. Simple e intuitivo, este panel está a mil años luz en acceso a la complicada primera generación de MyFord Touch, que llega a ser irritante.

En su sobriedad —acaso justamente por e so mismo— uno se siente bien dentro del Patriot. Las butacas son cómodas y nos parece que se va bien si sentados en los asientos traseros. Pero como otros tantos productos de Jeep (y de Dodge y Chrysler, pero no los sedanes), los asientos son más amistosos para quienes miden 6 pies o más.

No hay lujos ni retozos visuales en la cabina negra del Patriot, y por eso ha quedado a salvo de la cursilería.

En cuanto a seguridad, el Patriot ha recibido la calificación de Good, que es la máxima que concede el Insurance Institute for Highway Safety, en impacto frontal. Tiene bolsas de aire y frenos ABS. Y brinda una linterna recargable para necesidades en la oscuridad. ¿Incluimos este detalle en el ácapite de seguridad? Lo merece.

Una segunda manejada del Patriot por una semana terminó arrojando un juicio más plausible sobre el SUV, que lo que a priori sin abrir siquiera su puerta pensábamos de su futuro, allá en aquellos años 2008 y 2009 que prefiríamos olvidar. No, no sería pues una tortura para este periodista poseer un Jeep Patriot más allá del hecho que el segmento ofrece alternativas hermosas como el Kia Sportage. Comparado tan sólo con éste, el Patriot parece ojeroso y simple como si le hubiesen quitado todo el dinero en un callejón oscuro. Pero es que ése es su lenguaje y esencia. Es un Jeep de “entrada”.

La pasamos bien durante la rotación, y preferimos el de transmisión manual. De todos modos, si quiere uno tal cual como este del review, mejor corra al concesionario más cercano y adquiéralo ya, porque con Chrysler bajo la égida de Fiat, en un futuro relativamente cercano el Patriot, si supervive, será un vehículo totalmente distinto.